Cómo identificar si tu hijo padece de ansiedad social, una enfermedad muy común entre adolescentes

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La ansiedad social a veces se confunde con timidezFreepik
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MadridCada vez son más los adolescentes que se enfrentan a desafíos emocionales que pueden afectar tanto su bienestar como su desarrollo. Entre estos retos se encuentra la ansiedad social. Ésta destaca por ser uno de los trastornos más comunes, e irónicamente, menos comprendidos. Según un informe reciente, son aproximadamente 1,5 millones de adolescentes en España los que se enfrentan a problemas emocionales, siendo la ansiedad social una de las principales preocupaciones.

¿Qué es la ansiedad social?

A la ansiedad social también se la conoce como fobia social. Es un trastorno caracterizado por un miedo intenso y persistente a ser observado y juzgado por los demás. Este temor puede interferir significativamente en la vida diaria de un adolescente, afectando su rendimiento escolar, relaciones personales y actividades cotidianas.

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Señales de alerta en adolescentes

Conseguir detectar la ansiedad social en adolescentes no es una tarea sencilla. En muchos casos, los síntomas se camuflan bajo comportamientos que pueden ser propios de la edad como pueden ser la inseguridad, retraimiento o, incluso, cierta rebeldía. No obstante, cuando estas conductas se repiten con intensidad y afectan a la vida diaria, es importante prestar atención. Los expertos en salud mental recomiendan observar tanto las señales visibles como los pequeños cambios tanto en la rutina como en el estado de ánimo.

Evitación persistente de situaciones sociales

Uno de los indicadores más claros es la tendencia que puede tener el adolescente a evitar cualquier evento que implique estar en público o interactuar con otras personas. Esto puede incluir rechazar invitaciones a cumpleaños, actividades extraescolares, eventos escolares, llegando a fingir enfermedades para no ir al colegio. Esta evitación va más allá de una simple timidez. Suele responder a un temor real e intenso al juicio de los demás.

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Síntomas físicos antes de eventos sociales

La ansiedad social no solo se manifiesta a nivel psicológico; también tiene un fuerte componente fisiológico. Antes o durante de una situación social que les da miedo, los adolescentes pueden experimentar: sudoración excesiva, temblores o sensación de tensión muscular, palpitaciones, náuseas o malestar estomacal, y rubor facial o dificultad para respirar.

Estos síntomas son reales y muy angustiosos para el adolescente, y muchas veces ni ellos mismos saben bien cómo explicarlos.

Preocupación anticipatoria excesiva

Es normal que un adolescente con ansiedad social pase horas o días preocupándose por una actividad en la que debe participar, como puede ser una presentación oral, una comida familiar o una salida con amigos. Esta preocupación suele centrarse en el miedo a hacer el ridículo, a equivocarse, a ser juzgado o a no saber qué decir en algún momento concreto. En muchos casos, ensayan mentalmente posibles situaciones o buscan excusas para no asistir.

Aislamiento progresivo

Con el tiempo, esta evitación se puede traducir en un aislamiento social cada vez más intenso. El adolescente puede pasar mucho tiempo en su habitación, reducir la interacciones con amigos o familiares y preferir actividades solitarias con el uso excesivo de pantallas o videojuegos. Aunque no todos los adolescentes aislados tienen por qué padecer ansiedad social, cuando este comportamiento se combina con otros síntomas, sí que se convierte en una señal de alarma.

Baja autoestima y autocrítica constante

La ansiedad social suele ir acompañada de una imagen negativa de uno mismo. Suele ocurrir que el adolescente se percibe como torpe, poco interesante o inadecuado, y se juzga con dureza ante cualquier error. Algunas frases frecuentes de su discurso interno suelen ser “soy tonto”, “todo el mundo me mira” o “me da vergüenza todo”. Esta autocrítica sostenida puede llegar a deteriorar gravemente la autoestima y también, lleva a generar sentimientos de inutilidad o tristeza profunda.

Dificultades académicas relacionadas con la exposición

Otro signo relevante es la resistencia a participar en clase o a hacer presentaciones orales. Algunos adolescentes con ansiedad social bajan su rendimiento escolar no por falta de capacidad, sino por el miedo a ser el centro de atención. Incluso, pueden evitar pedir ayuda al profesor o interactuar con sus compañeros por temor a equivocarse o a no saber cómo expresarse correctamente.

Cambios repentinos en el comportamiento habitual

La ansiedad social no siempre aparece de una forma evidente. A veces, los adolescentes que antes eran sociables pueden comenzar a evitar ciertas actividades sin razón aparente. En otras ocasiones, pueden mostrarse irritables, cansados, apáticos o se pueden percibir alteraciones en el sueño o el apetito. Estos cambios que pueden ser sutiles, se pueden convertir en el reflejo de un malestar emocional mucho más profundo.

Exceso de tiempo en redes sociales, pero con poco contacto real

Algunos adolescentes con ansiedad social encuentran en las redes sociales un refugio donde se pueden sentir menos expuestos. Aunque pueden pasar horas conectados, rara vez publican contenido propio, suelen interactuar de manera superficial y evitan los encuentros cara a cara. Este uso pasivo de las redes puede enmascarar una dificultad real para establecer relaciones sociales presenciales.