¿Comentar el examen con tus amigos o no? Qué hacer entre prueba y prueba de la PAU

Aunque parezca algo inofensivo, comentar un examen entre prueba y prueba podría perjudicar el rendimiento en las siguientes pruebas por poder reducir en la confianza en uno mismo
Cómo responder mejor en los exámenes de la PAU: orden, claridad y repaso final
MadridLa Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) es uno de los momentos más determinantes en la vida académica de miles de estudiantes españoles. A lo largo de tres o cuatro días, miles de jóvenes se van a enfrentar a una batería de exámenes que decidirán su futuro universitario. Entre examen y examen, los pasillos, patios y redes sociales se llenarán de nervios, especulaciones y sobre todo, muchas ganas de comentar lo que acaba de suceder. Pero, ¿es realmente buena idea hablar el examen con tus compañeros justo después de salir del aula?
Aunque pueda parecer un gesto inocente y a veces, incluso necesario, comentar cómo ha ido el examen tiene efectos que van más allá del desahogo inmediato. Psicólogos, orientadores y docentes advierten que puede convertirse en un arma de doble filo emocional.
La tentación de comentar: ¿desahogo o autoboicot?
Salir de un examen y lanzarse a comentar las preguntas, comparar respuestas entre compañeros y debatir sobre los enunciados es prácticamente un ritual entre los estudiantes. Se acaba de vivir una experiencia intensa con estrés acumulado y se necesita compartir. Pero, hacerlo justo después del examen puede aumentar la ansiedad y reducir la confianza en uno mismo, sobre todo, si no se está muy convencido de cómo se ha hecho.
Esta dinámica puede derivar en situaciones frustrantes como descubrir que se ha interpretado mal una pregunta, que otro compañero ha dado una respuesta totalmente diferente o que algún apartado se ha pasado por alto. Todo esto, en una jornada en la que todavía quedan exámenes por delante como es la PAU 2025, puede ser mucho más perjudicial que beneficioso.
Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Madrid, publicado en 2023, mostró que el 67% de los estudiantes que comentaban intensamente sus exámenes entre prueba y prueba manifestaban un aumento en sus niveles de estrés y nerviosismo antes del siguiente examen. Sin embargo, aquellos que evitaban estas preguntas tendían a mantener un estado emocional más estable y concentrado.
Preservar la energía mental es la clave
La PAU no es una carrera de velocidad, es una prueba de resistencia. El rendimiento no solo va a depender de lo que se ha aprendido, sino de la capacidad que tengan los estudiantes para mantener la concentración a lo largo de varios días. Hay que tener en cuenta que la mente tiene que descansar entre exámenes, y si en esos 30 minutos que se tienen lo único que se hace es recrearse en los fallos que se han tenido o debatir detalles del examen anterior, no se está descansando, al contrario, sin darse cuenta este comportamiento puede llevar al agotamiento.
Este desgaste es completamente innecesario. De hecho, puede afectar directamente al siguiente examen, ya que, en muchos casos esa angustia por pensar que se ha hecho mal puede hacer que se comience a dudar de uno mismo y comenzar una nueva prueba totalmente desconcentrados y agotados.
Debido a esto, cada vez más centros educativos preparan a sus estudiantes no solo en contenidos, sino también en estrategias de gestión del tiempo entre exámenes.
¿Qué hacer entre prueba y prueba?
Evitar el análisis post examen
Aunque sea complicado y cueste, lo más aconsejable es no repasar las respuestas ni debatir el contenido con otros compañeros. Si se tiene alguna duda sobre cómo ha salido, es mejor que eso pase a un segundo plano para centrarse en el siguiente examen. Siempre hay tiempo para comentar los exámenes cuando termine la PAU, pero, mientras, es fundamental proteger la energía mental.
Moverse, comer y desconectar
Estar mucho tiempo sentado puede aumentar la tensión física y mental. Dar un pequeño paseo por el recinto, estirarse o caminar con calma puede ayudar a oxigenar el cerebro. También es muy importante comer algo ligero, preferentemente rico en hidratos de carbono de absorción lenta como fruta, barritas de cereales o frutos secos. Además, es esencial mantenerse hidratado, y por supuesto, evitar la cafeína o las bebidas energéticas.
Preparar mentalmente el siguiente examen
En lugar de mirar atrás, es mejor poner foco en el siguiente examen. Revisar los apuntes de manera ligera, repasar esquemas o simplemente recordar qué tipo de preguntas suelen caer en esa materia. Esta activación anticipada hace que la mente se prepare y el miedo a lo desconocido sea mucho menor.
Respirar y relajarse
Utilizar técnicas sencillas como la respiración profunda, el mindfulness o incluso escuchar música relajante pueden ayudar mucho a rebajar esa tensión. Hay mucha variedad de apps o videos en YouTube que ofrecen sesiones rápidas pensadas para momentos de estrés, y muchas de ellas están enfocadas a adolescentes.
Qué hacer en estos momentos como padres
Todo el entorno familiar del estudiante debe entender la importancia que tienen estos momentos. En muchas ocasiones, son los propios padres quienes preguntan nada más salir del examen el típico: “¿Qué tal ha ido?”. La intención es buena, pero puede generar presión. En estos casos, lo ideal es ofrecer apoyo sin exigir que los estudiantes den detalles. Frases como “lo importante es que lo has hecho lo mejor posible” o “ahora céntrate en el siguiente” pueden ser más útiles que preguntar por el examen anterior.