Educación

Qué hacer si tu hijo se bloquea antes de los exámenes: técnicas efectivas según la neuropsicología

Aprender a respirar u organizar ideas es fundamental
Aprender a respirar u organizar ideas es fundamentalFreepik
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MadridA medida que se acercan los exámenes, muchos estudiantes empiezan a sentir una presión que aumenta y en ciertos casos, desemboca en un fenómeno tan común como preocupante: el bloqueo mental. Esta situación, conocida popularmente como “quedarse en blanco”, puede generar una sensación de parálisis total, frustración e impotencia en alumnos que, aunque hayan estudiado con rigor, son incapaces de rendir con normalidad en el momento decisivo.

La neuropsicología, una rama de la ciencia que estudia cómo el cerebro influye en el comportamiento y el aprendizaje, ha avanzado en la comprensión de estos episodios y en el desarrollo de herramientas para prevenirlos. Las emociones, la gestión del estrés, la memoria de trabajo y la forma en la que se consolidan los conocimientos son factores fundamentales que pueden marcar la diferencia entre superar una evaluación con éxito o no.

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¿Por qué ocurre el bloqueo mental en los exámenes?

El “quedarse en blanco” no es solo falta de concentración, sino un problema neuropsicológico: el estrés activa el eje hipotalámico-hipófisis-suprarrenal, disparando el cortisol y adrenocortina, lo cual afecta a la memoria de trabajo y la capacidad para procesar la información. Según expertos del Hospital del Vinalopó en Elche, estos factores suelen ir acompañados de autoexigencia excesiva, aislamiento y un diálogo interno negativo.

La situación se agrava si se combina con falta de descanso, patrones de estudio ineficientes y pensamiento anticipatorios negativos como el famoso “no sé nada”. Esta mezcla hace que el cerebro decida, inconscientemente, evitar el estrés provocando un bloqueo cognitivo momentáneo.

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Técnicas de regulación emocional antes del examen

Uno de los principales desencadenantes del bloqueo académico es la ansiedad anticipatoria, una reacción emocional que puede comenzar incluso días antes del examen. Desde la neuropsicología se sabe que la amígdala se activa de manera intensa en estudiantes que perciben la evaluación como una amenaza. Esta respuesta impide el acceso fluido a la memoria de trabajo, algo fundamental para poder recuperar la información y plasmarla en el examen.

Para reducir esta activación emocional, los expertos recomiendan incorporar prácticas regulares de regulación emocional:

Técnicas de respiración diafragmática

Consiste en inhalar profundamente durante cuatro segundos, mantener la respiración durante otros cuatro, y exhalar lentamente por la boca durante seis. Esto ayuda a reducir la frecuencia cardíaca y calmar la actividad del sistema nervioso simpático.

Visualización positiva

Antes del examen, los estudiantes pueden ensayar mentalmente una situación de éxito, por ejemplo: entran en el aula con confianza, leen las preguntas con claridad y escriben con fluidez. De esta manera su cerebro se puede anticipar a una experiencia positiva.

Entrenamiento en mindfulness

Estudios recientes avalan la eficacia del mindfulness para disminuir los niveles de ansiedad académica y mejorar la concentración en adolescentes.

Planificar en bloques breves y con descansos

Una planificación adecuada del estudio es una forma indirecta pero esencial de evitar los bloqueos. El error más común es preparar los exámenes en largas sesiones sin hacer ninguna pausa, pensando que así se será más productivo, cuando sucede justo lo contrario. Estudiando de esta manera se incrementa la fatiga mental y disminuye la capacidad de concentración. La neurociencia cognitiva ha demostrado que la memoria y la atención funcionan mejor en ciclos cortos y organizados.

El método Pomodoro es una de las herramientas que más se recomiendan. Se trata de establecer bloques de 25 a 30 minutos de estudio con cinco de descanso. Más allá del tiempo exacto, lo importante es estructurar el estudio en bloques con objetivos definidos y pausas que permitan la consolidación de lo que se va a aprender.

Durante los descansos, se aconseja evitar pantallas o redes sociales, y en su lugar, realizar actividades que puedan oxigenar el cerebro como caminar, beber agua, hacer respiraciones profundas o estirarse. Este tipo de pausas activas son capaces de estimular la circulación y mejoran la capacidad de concentración en la siguiente sesión.

Además, organizar el repaso de forma escalonada, empezando por lo que cuesta más cuando está la mente más fresca y dejando lo más mecánico para las últimas horas del día, ayuda a reducir el agotamiento cognitivo, otro de los grandes responsables del colapso mental.

Simulación del entorno de examen

Otra de las técnicas clave que se recomiendan es el ensayo contextual. El cerebro no sólo guarda información aislada, sino que también asimila las condiciones en la que esa información fue adquirida. Ensayar en un entorno similar al del examen puede facilitar que los recuerdos se activen en el momento real. Para ello se recomienda simular exámenes cronometrados, recrear el ambiente físico y cambiar de perspectiva, es decir, en vez de escoger repasar solo, invitar a alguien a hacer preguntas o explicar el temario en voz alta para obligar a que se procese activamente la información.

¿Qué hacer si el bloqueo ocurre durante el examen?

En el caso de que el estudiante se bloquee en medio del examen, es fundamental que mantenga la calma y reconozca que se trata de una reacción pasajera al estrés. Se recomienda que respire profundamente, cambie de pregunta para liberar tensión, escriba ideas sueltas en un folio como un borrador y utilice pensamientos positivos que puedan ayudar a desbloquear la mente. Lo crucial es que no se rinda: aunque no salga todo perfecto, se debe centrar en aquello que sí puede responder y permitirse cerrar el examen con la mejor actitud posible.