Bullying

P. Duchement, experto en bullying: "Una de las primeras señales de alerta de que tu hijo lo sufre es que adopte un perfil bajo"

P. Duchement es uno de los mayores expertos en acoso escolar de España. Foto proporcionada por la editorial Vergara
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"Te espero a la salida" fue una frase que escuchó mucho en su infancia el perito judicial y profesor P. Duchement. Desgraciadamente, vivió en su propio cuerpo el acoso escolar. De ahí que haya dedicado su vida y trayectoria profesional a formarse para ayudar a niños, adolescentes y familias que están atravesando una situación tan traumática y que él conoce a la perfección.

"Como superviviente de bullying, como profesor de adolescentes y como perito judicial informático especialista en delitos a través de las redes sociales quizá no disponga de todas las respuestas que necesitáis. Por eso seguí formándome y profundizando en el tema, mientras escalaba el iceberg de la violencia en centros educativos hasta finalizar un máster en bullying, sobre prevención e intervención en casos de acoso y ciberacoso escolar. En la actualidad, soy asesor en gestión del acoso escolar para centros educativos y familias afectadas. También soy forense para tribunales de justicia en casos de acoso y ciberacoso escolar", explica en su nuevo libro 'Te espero a la salida' (editorial Vergara, 2025).

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El acoso escolar afecta al 24,7% de niños de 5 a 18 años. Casi uno de cada cuatro menores declaran haber sufrido acoso escolar, lo que supone un aumento de más de un punto porcentual respecto al año pasado. Así lo aseguró el informe elaborado por la Asociación 'Educar es Todo' con la opinión de 1.732 menores, padres y docentes, presentado en 2024. Una de las claves para poder entenderlo y ayudar a las dos partes es conocer por qué se produce y cómo podemos, entre padres y centros escolares, intervenir desde el minuto cero. Hablamos con el profesor P. Duchement sobre su libro y las claves del bullying.

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Pregunta: ¿Cómo suele empezar el bullying?

Respuesta: El bullying suele tener su fuente en una falta de autoestima intrínseca en el agresor, que intenta compensarla con validación externa a base de hundir, dominar y/o intimidar a un tercero. Este tercero es escogido precisamente porque es percibido como alguien vulnerable, debido a una baja autoestima. Así que, en resumen, la mayoría del problema del acoso escolar tiene por fuente a menores con baja autoestima: Tanto acosadores como acosados.

P: ¿Qué datos tenemos actualmente en España? ¿Siempre ha habido bullying o ahora lo hemos puesto sobre la mesa?

R: Hay un estudio reciente de la Universidad Complutense en conjunto con la Fundación ColaCao, que asegura que el 6,2% se reconoce como víctima de acoso. Una de cada tres de ellas se callan. Esto arroja una conclusión horripilante: hay un acosador por cada dos clases y cinco testigos de acoso por aula. El bullying no es un problema moderno, pero es cierto que el salto a su versión digital ha provocado un incremento del número de casos y de su potencia. Antes, el acoso escolar era de lunes a viernes y de 8:00 a 14:00. Ahora, podemos estar sufriéndolo 24/7 a golpe de click.

P: ¿Qué primeras señales de alerta suelen verse en el niño o la niña?

R: En las fases iniciales aparecen la confusión y la adopción de un perfil bajo con el que pasar desapercibido. Al concentrarse los ataques, se observan miedo o incluso terror ante la idea de asistir a clase y somatizaciones tales como cefaleas, dolor de barriga y nauseas, junto a la “paranoia del perseguido”, una sensación de persecución constante que agrava la tensión y el aislamiento. En fases más avanzadas, puede aparecer indefensión aprendida, ansiedad y hasta distimia (depresión más leve).

P: ¿A qué edad empieza a ser considerado bullying?

R: No depende de una edad concreta, sino de que concurran los factores oportunos: comportamiento predatorio, personalización, desequilibrio de poder, asimetría en responsabilidades y cronicidad, entre otras. De manera adaptada a la edad de los implicados, pero podemos encontrarlos en cualquier menor escolarizado.

P: ¿Qué no lo es?

R: No es acoso un conflicto escolar ordinario (intereses genuinamente enfrentados), una discusión puntual, un hecho imposible de planificar, un evento no dirigido a una víctima concreta, una reacción a una agresión previa o un episodio aislado sin cronicidad ni turnos coordinados de agresores.

P: ¿Por qué en algunos casos fallan los profesores o los colegios en la detección del bullying?

R: Porque, en promedio, no saben. Y no saben, porque nadie les enseña. La última vez que lo comprobé, de todas las titulaciones universitarias habilitantes para la docencia, tan solo en el currículo de una única asignatura, en dos universidades de España, se ha incluido el tema del acoso escolar para que lo estudie su alumnado aspirante a profesores. Y, en ambos casos, por iniciativa propia de los profesores que las imparten.Una vez en el ejercicio, es cierto que hay opciones de formación específica, pero ya no es obligatoria y el profesorado está tan saturado de trabajo que apenas puede dedicarle tiempo.

"La vivencia de aislamiento que busca el agresor quede contrarrestada por la presencia activa de su entorno"

P: Hoy en día el bullying no solo es en las aulas sino también en formato digital. ¿Qué recursos pueden tener los padres en estos casos? ¿Cómo se les ayuda a los niños que están siendo víctimas de ciberacoso?

R: Hoy en día el bullying en formato digital multiplica su alcance porque ya no se limita al horario escolar, sino que puede darse en cualquier momento a través de redes sociales, mensajería instantánea, foros o juegos en línea. En estos casos, las familias cuentan con recursos clave: controles parentales, capturas y registro de pruebas digitales, bloqueo de agresores en los canales, reporte en las propias plataformas, el protocolo de actuación contra el acoso escolar en el centro y, si la gravedad lo exige, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Al mismo tiempo, es fundamental acompañar emocionalmente a la víctima, reforzar su autoestima intrínseca y recordarle que no está sola, de modo que la vivencia de aislamiento que busca el agresor quede contrarrestada por la presencia activa de su entorno. Y no debemos olvidar lo importante que se vuelve la terapia psicológica cuando nuestros peques sufren… o incluso antes. 

P: ¿Qué ocurre cuando son nuestros propios hijos los que hacen bullying o los que no hacen nada para defender a la víctima? ¿Cómo recomiendas actuar como padres?

R: Cuando los hijos resultan ser quienes ejercen bullying o quienes permanecen pasivos como espectadores, la respuesta no debe limitarse a sancionar, sino a comprender y corregir la raíz del problema. El agresor también tiene un déficit que necesita tratar, porque su conducta nace de una baja autoestima intrínseca que intenta compensar intimidando o sometiendo a otros. Es necesario cortar la validación que obtiene de la audiencia, trabajar la empatía y favorecer experiencias positivas de autoestima no dependientes de la dominación. Con los hijos que no intervienen, se les debe mostrar que su silencio refuerza al agresor y que la responsabilidad del grupo es clave para romper el desequilibrio de poder.

P: ¿Cómo se denuncia un caso de bullying? ¿Cuáles son los pasos a seguir?

R: La denuncia de un caso de bullying sigue un cauce formal y otro complementario. En el centro educativo, se debe solicitar por escrito la incoación del protocolo de actuación contra el acoso escolar, fundamentando la petición en los criterios mínimos de identificación del acoso (comportamiento predatorio, personalización del blanco, desequilibrio de poder, asimetría de responsabilidades y cronicidad). Este escrito obliga al centro a abrir la investigación y activar medidas de protección. En paralelo, según la gravedad, puede acudirse a las fuerzas de seguridad, aportando todas las pruebas recopiladas, especialmente en casos de ciberacoso o cuando se aprecian posibles conductas delictivas.