Los actos de proclamación de Felipe VI mantendrán toda la dignidad y solemnidad que requiere el acontecimiento histórico, según Zarzuela, pero huirá de los grandes desembolsos. Como el que supuso, por ejemplo, la entronización del rey Guillermo Alejandro en Holanda, con un gasto de más de once millones de euros. Proclamación austera en España acorde con los tiempos que corren, según Palacio. Los actos arrancarán el miércoles a las seis de la tarde con la firma del decreto de abdicación. Al día siguiente, el jueves 19, a las 9h30 de la mañana Juan Carlos I le impondrá a su hijo el fajín rojo de capitán general. Serán los primeros minutos de Felipe VI ya como monarca. Imagen histórica y trayecto hasta las Cortes para pronunciar, sin la presencia de su padre, su primer discurso como rey. El mismo que está ensayando en Zarzuela con un atril enviado expresamente desde la Cámara. Como en el reciente funeral de Estado de Adolfo Suárez se volverá a abrir la entrada principal del Congreso. Desde allí, desde las Cortes, los futuros reyes se trasladarán hasta el Palacio Real, con un recorrido muy similar al de su boda por las principales arterias de la capital. En estos actos de proclamación no habrá misa religiosa ni se espera la presencia de invitados extranjeros.
El dispositivo de seguridad se calcula que puede llegar a movilizar a más de 5.000 agentes, con policías antidisturbios, expertos en terrorismo, en subsuelo... Hasta las redes sociales en internet estarán vigiladas para evitar cualquier movilización que pueda poner en peligro la seguridad de los actos. Como ocurrió el día del enlace de Felipe y Letizia, en esta ocasión se repetirá el saludo desde el balcón central del Palacio Real, aunque eso sí, ya con la presencia del rey Juan Carlos.