Las cicatrices que deja el temporal Gloria: las vidas de Jordi, Jaume y muchos otros, arrasadas
Jaume ha visto cómo su invernadero era arrasado por el temporal
Las cicatrices del desastre que ha dejado la borrasca Gloria van a perdurar durante demasiado tiempo. Entre seis y nueve meses tardará en reconstruirse el puente de la carretera que une Malgrat de Mar y Blanes o la vía ferroviaria que pasa al lado.
El futuro de Jaume y las lechugas que cultiva parece vacío. Su producto y su invernadero no han resistido el paso de la borrasca. El balance de daños es tan devastador como el del restaurante de Jordi, arrasado por la crecida del río Tordera.
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Desde Tarragona hasta Murcia las playas son ahora vertederos: depósitos de agua, escombros, basura, cañas... En Moncófar (Castellón) la recuperación va a ser agotadora con tanta piedra y tanto destrozo en varias viviendas junto al mar. En Valencia se reconstruyen paseos marítimos como el de Bellreguard, intentando sanar las heridas del temporal.