Mi interpretación de la entrevista con Sánchez, por Juan Pedro Valentín

  • El presidente del Gobierno endurece su discurso hacia el independentismo, fija su objetivo en Ciudadanos y evita los nubarrones económicos

A veces, cuando haces una entrevista no eres muy consciente de lo que dice el entrevistado. Obviamente le estás escuchando con atención pero no siempre adviertes la trascendencia de lo que te está diciendo. He querido volver a escuchar la entrevista a Pedro Sánchez y he sacado varias conclusiones.

La primera es que ni él ni su equipo muestran el menor síntoma de desmoralización o nerviosismo. No parecen excesivamente preocupados por la desmovilización del electorado y creen que los suyos van a ir a votar en masa.

Cambio de discurso con Cataluña

Se lo he comentado en la entrevista y él no lo ha reconocido directamente, pero creo que es bastante obvio. Una frase define el momento: “No amenazo, advierto”. Ahora Sánchez se prepara para hacer frente a la sentencia del procés y ha elevado su tono. Además, se muestra defraudado por la deriva del Gobierno de Torra y entiende que ya no se puede hablar continuamente de diálogo y que hay que endurecer el discurso: “El independentismo lleva 10 años tropezando sobre la misma piedra: su fracaso". “Quien aplica el 155 es el independentismo catalán. Ellos pueden apretar el botón del 155.”

A todo ello hay que sumar la reacción de Torra ante las detenciones de los CDR acusados de terrorismo. “Me preocupa que haya responsables políticos que no condenen esos hechos.” “No se puede banalizar con el terrorismo. Si un ciudadano escucha a Torra decir que España es un Estado opresor, decir que están cansados de que entren por las noches en nuestras casas, que hay presos políticos, que no hay libertades, toda esa gran mentira contribuye a la radicalización.” “El proyecto independentista es reaccionario. Quieren sacar a España de Cataluña.” Creo que la suma de todas estas afirmaciones muestra el hartazgo de Sánchez y la determinación de que no le temblará la mano. Eso es un cambio, en mi opinión. ¡Ah! Y un mensaje final para los catalanes no independentistas: “España estima a Cataluña”. Seguro que ellos lo entenderán.

España como lema

Lo siguiente que me ha llamado la atención es la inclusión de España en su lema de campaña. Aunque Sánchez le quitara importancia, resulta que ahora España está por todos los lados. Su España, ha querido dejarlo claro, no es la de la plaza de Colón, así que ha decidido dar otra batalla: quitarle a la derecha el uso habitual del nombre de nuestro país. “La derecha ha utilizado el término España para definir una sociedad de la que mucha gente se excluye. Defendemos una realidad plural.” Plural sí, pero no plurinacional. Ese término ya no cabe en su discurso. ¿Es eso un giro al centro? Veremos.

Defensa de sus actos

Sánchez se va a pasar la campaña reivindicándose y atacando la postura del resto de líderes. Y tiene muy claro cómo hacerlo: Los votantes ya saben que Cs ha pactado con Vox, en abril no lo sabían aun. También saben que se enfrentaron a Valls por apoyar el Gobierno Colau-Collboni en Barcelona. Ciudadanos convertido en su presa favorita en estas elecciones. Va claramente a por ellos y cree que van a perder mucho apoyo.

De Unidas Podemos ha dicho menos y ha sido más previsible. Insistirá en su poca solvencia para entrar en el Gobierno de España y en que creen que en España hay presos políticos. Ese flanco lo tiene claro desde la fase de negociación y no parece que vaya a cambiarlo.

Al PP le reprocha que no haya tenido visión de Estado para apoyarle y poco más. Pero sí que ha introducido algo en el plano personal intentando reivindicarse: “La derecha ha tratado de caricaturizarme como político poco menos que era una persona dispuesta a vender a mi país, romperlo en pedacitos, echarme en brazos del independentismo, con tal de mantenerme en el Gobierno.” Sánchez quiere quitar ese síndrome del Falcon del cotilleo político y reivindicarse como un presidente solvente que busca un Gobierno progresista, coherente y estable. No obstante, parece consciente de que necesitará pactar. Para eso también tiene discurso: “Tienen que cambiar las actitudes”. Incluida la suya, le pregunté. “La mía la cambié ya 5 veces”, contestó. Es decir, los que tienen que cambiar fundamentalmente son los otros partidos.

¿La economía?, bien gracias

Sánchez no niega que haya nubarrones en el panorama económico pero, desde luego, no será él quien los señale. Sabe que, de aquí al día 10 de noviembre, la economía española no se va hundir y no se prevén catástrofes inesperadas, así que hasta entonces: “Los fundamentos económicos de nuestro país son bastante sólidos. Estamos haciendo las cuentas con la economía, pero intentaremos que no lo pague la clase trabajadora. Ni alarmismos ni autocomplacencia.” Es decir, no voy a negar que esto va pero, pero estén ustedes tranquilos que nada tiene que ver esta situación con la de 2011 y 2012. Y si puede, echará la culpa a líderes “irresponsables” como Donald Trump, que nos mete en una guerra comercial con China y sube los aranceles a los productos españoles. ¡Ah! Y de paso da los famosos pagos a cuenta a las comunidades autónomas en este momento, algo que hasta ahora parecía muy complicado. Eso no le vendrá mal, desde luego.

Terminamos con su mensaje de lo que considera ahora más importante: "Dar salida al bloqueo, garantizar estabilidad, consolidar el giro social." Ojo que Sánchez es tenaz cuando se propone algo.