Feijóo enseña a Casado el camino de la victoria, Urkullu mejora e Iglesias se hunde

  • Feijóo hace una campaña personal y se convierte en una sombra alargada para Casado

  • Urkullu sube, Bildu también y el constitucionalismo vuelve a fracasar en el País Vasco

  • Vox entra en el País Vasco pero no en Galicia y el PSOE se mantiene estable

Feijóo cumple su sueño e iguala a Fraga al lograr su cuarta mayoría absoluta Fraga al lograr su cuarta mayoría absoluta. No solo eso. Enseña a Casado a ganar haciendo todo lo contrario que él: intentando ir por libre, con las siglas del partido, pero distanciado de sus posturas y con un tono moderado lejos de los ataques de Casado. En su discurso ha vuelto reincidir que quiere gobernar para todos y que esta victoria le hace mas ilusión que la primera. Los votantes con el miedo en el cuerpo por el coronavirus han apostado por lo seguro y centrado.

Su compromiso con Galicia, a tenor de sus palabras es total, pero nunca se sabe en el mundo de la política. El PP sabe que Feijóo es hoy un valor seguro, un as en la manga. Nadie sabe a ciencia cierta por qué Feijóo no cogió en su día el tren a Madrid, pero lo cierto es que el de Galicia lo lleva con brío, firmeza, sin rivales a la vista. El nacionalismo también logra una gran victoria con el histórico resultado del BNG en Galicia, con nombre de mujer, Ana Pontón que sube 13 escaños, y del PNV y de Bildu en el País Vasco. El constitucionalismo no levanta cabeza en el País Vasco y el nacionalismo triunfa en Galicia de nuevo, donde quien se hunden son las Mareas.

Y ojo, Feijóo se acordó de Rajoy y también de Casado muy a la gallega. Y también de Fraga, sin complejos. No se olvidó de todos los que en el PP conforman en Galicia un bastión inexpugnable con una implantación territorial que es la envidia de todos. Y también se acordó Feijóo de sus padres, ahí estaba su madre en primera línea, disfrutando de una nueva victoria. Su mujer, como siempre, prefirió estar en un segundo plano.

La victoria de Feijóo es un alivio para Casado aunque también una maldición porque las comparaciones son odiosas y en el espejo de Feijóo, Casado pierde. De hecho, Feijóo hizo su campaña no la del PP, más partidario de pactos con Ciudadanos. El líder gallego dijo no y los gallegos le han convertido en el político que más distancia saca al resto en toda España. Feijóo se ha distinguido hasta para salir con mascarilla en la hora de la victoria. Un gesto que recuerda que mide cada detalle y no deja nada al azar.

Casado hizo su campaña en el País Vasco al señalar a Iturgáiz y vetar a Alonso. Los mediocres resultados de este en el País Vasco, donde se queda en 5 escaños, le señalan. Y habrá tormenta en un PP vasco que no logra salir de las tinieblas aunque logre mejores resultados de los previstos por Tezanos, de quien Iturgaiz, sin ninguna autocritica, se acordó. Lo ha intentado Casado con Iturgaiz volviendo al recuerdo de esos años en los que muchos políticos fueron héroes en las Vascongadas. Pero no funciona logra cinco escaños,cuatro menos que en las anteriores elecciones. Alonso, más moderado, quería dejar atrás esos años, conocedor de que en el País Vasco se ha pasado página. Podemos en el País Vasco cae cuatro escaños y se queda en seis, es decir, tan mal como el PP.

Feijóo logra además otro hecho vital para el PP, ya que la sombra de Vox no es alargada para él, ni siquiera entra en Parlamento gallego, donde el PP logra 42 escaños, mientras que el BNG logra 19 frente a los 13 que tenía en las pasadas elecciones. El PSOE logra 14.

Son unas elecciones que dejan también en muy mal lugar a Pablo Iglesias y a Podemos. Las Mareas quedan totalmente barridas en Galicia y nadie debe olvidar que fueron una de las grandes palancas de Podemos. Han desaparecido. Y tendrán difícil volver. EL líder de Podemos reconoció los malos resultados que desde la vicepresidencia son menos amargos. A Sánchez tampoco le viene mal el descalabro para su gobierno de coalición con Podemos desgastado.

Las elecciones en el País Vasco demuestran una vez más que el PNV es el amo y señor del territorio, donde el constitucionalismo es cada vez más débil. Eso sí, seguirá necesitando al PSE para gobernar. No tendrá problemas en reeditar lo que ya existe. No es Urkullu Feijóo todavía, pero gobierna con la calma del que sabe que no tiene rival. Urkullu ha prometido diálogo para poner Euskadi en pie.

El PNV sube tres escaños y logra 31 y sube tres mientras que Bildu logra 22, sube cuatro y se convierte en la segunda fuerza política -lo que demuestra el olvido de gran parte de la sociedad de lo que fue el terrorismo-. El hundimiento es notable también si hablamos de un PP que sigue son lograr ser relevante en el País Vasco. Veremos si Iturgaiz que dice que esto es solo una carrera volante y defiende su pacto con Ciudadanos no se cae de la bici en el camino. Son muchos los que están esperando.

Vox si ha sido capaz de arañar un escaño en el País Vasco aunque a la hora de celebrarlo ha denunciando duramente al amigo de Sánchez en Correos al que desean meter en la cárcel. Mala noticia también para el PP que Vox logre algo en el País Vasco donde Abascal ha denunciado una campaña anitdemocrática contra su partido. Amaya Martínez ha prometido hacer oposición al autonomismo radical.

Y qué decir del PSOE. Pues que se mantiene en Galicia es decir, mal. Y se queda con un escaño más en el País Vasco para sumar 10. Pues también mal. Pero no es mucho menos de los esperado.

No logra ser ese partido socialista vasco fuerte que fue. Bildu es la segunda fuerza y se mantiene más que firme que nunca haciendo al País Vasco cada día un poco más nacionalista. El PSOE seguirá siendo la muleta del PNV, al igual que este lo es de Sánchez en Madrid. El presidente tampoco estará preocupado. Sabe lo que tiene y quién manda en Galicia y el País Vasco. Y no son territorios del PSOE.

La participación deja claro que el miedo se cebó más en el País Vasco con la cifra de participación más baja desde que se celebran elecciones, un 52,87%, aunque paradójicamente donde se pedía más suspenderla era en Galicia. Lo pedían y mucho, las Mareas. Ya sabemos por qué. Feijóo pues. es el rey con una corona que el PP quiere recuperar en España. No lo tendrá fácil Casado. La sombra del líder gallego es cada vez más alargada.