Pedro Sánchez, adalid del "no es no" frente a Rajoy impuso la moda de la negación. Su rival, Albert Rivera siguió su estela, hasta ayer mismo cuando, giro de guión mediante, eliminó el veto a los socialistas. Su 'no' a Sánchez duraba ya cinco meses. La noche del 28 de abril, los 57 diputados conseguidos por Ciudadanos se convertían en objeto de deseo para los que no querían ver a Unidas Podemos en el Gobierno.
Mientras la misma noche electoral, en la calle Ferraz, los seguidores de Sánchez coreaban "con Rivera no". A lo que él respondió" Ha quedado bastante claro ¿no?" .En la calle Alcalá, sede de los naranjas, Rivera aseguraba que:"No vamos a pactar ni con el PSOE, ni con Sánchez. Les echaremos y punto". El tono a lo largo de los meses fue creciendo. Su cúlmen, durante el debate de investidura en el mes de julio. Rivera repitió hasta la saciedad que Sánchez tenía "una banda" y un plan, el "plan Sánchez para perpetuarse en el poder".
Su postura le costó una desbandada en su propio partido.Aquellos contrarios a su postura cerril de no dar ni agua a los socialistas se marcharon. La lista fue larga. Toni Roldán, uno de sus principales apoyos y portavoz económico en el Congreso, Francesc de Carreras, fundador de Cs, Xavier Pericay, Javier Nart, Francisco de la Torre. Ahora Rivera ha cambiado el paso. Pero el PSOE no le compra la maniobra.