Aznar Jr. y Beltrán Gómez Acebo, primo del rey, se quedan sin casa de lujo en el embalse de Valdecañas

  • El Supremo ha ordenado derribar todo lo construido tras un recurso de Ecologistas en Acción

  • El complejo se construyó por medio de la recalificación de una zona protegida

  • El primo del rey fue uno de los promotores junto a Jaime López Ibor, nieto del famoso psiquiatra

A famosos como el cantante Carlos Baute, el primo del rey Beltrán Gómez Acebo, o José Mª Aznar Jr., el Supremo les ha dicho hoy que tendrán que hacer las maletas y vaciar sus casas de descanso en la isla del embalse de Valdecañas. Uno de esos lugares paradisiacos -y protegidos- donde las excavadoras comenzaron a construir un macrocomplejo turístico en 2007.

Han sido más de diez años de batallas judiciales, donde Ecologistas en Acción ha peleado duro para conseguir lo que el Supremo ha decretado este martes. Los tribunales ya les habían dado la razón al declarar ilegal el permiso para construir el complejo, pero los jueces habían decidido mantener el hotel de cuatro estrellas, el campo de golf de 18 hoyos y las 185 viviendas que estaban construidas. La Justicia extremeña sí había ordenado derribar el resto, pero consideró que el funcionamiento de lo que ya estaba construido no afectaba al medioambiente. Esa decisión corregida por el Supremo convierte a Valdecañas en el último Algarrobico.

Entre esas 185 villas están las que son propiedad de Baute o Aznar, o Gómez-Acecbo, que es uno de sus promotores. La lista es larga y en ella hay otros miembros de la España acaudalada, como Jaime López-Ibor, nieto del conocido psiquiatra, o Juan Vega-Penichet, uno de los herederos del bufete de abogados del mismo nombre.

La isla de Valdecañas está integrada en la Red Natura 2.000. Nunca se debería haber construido allí, pero al final sí se hizo, a través de una recalificación de la Junta que declaró el proyecto de "interés regional". Viviendas de vacaciones, hoteles, club social, playa artificial o 76 atraques de embarcaciones o un complejo deportivo con todo tipo de instalaciones cambiaron el paisaje.

El chalet de Aznar de 270 metros

La mayoría de las villas son similares. El chalet de José María Aznar y su mujer, Mónica Abascal, tiene 270 metros cuadrados, todos en una sola planta.

Según cuenta la revista Vanitatis, la casa se compró sobre plano en 2005, tiene cinco habitaciones, cuatro cuartos de baño y un porche con vistas al pantano de Valdecañas, construido en 1957.

Aznar, Abascal, y sus tres hijos suelen guardar unos días de sus vacaciones para pasarlos en lo que algunos llaman "la Marbella extremeña".

Los domingos de Gómez-Acebo y Andrea Pascual en Valdecañas

El primo del rey Felipe VI Beltrán Gómez-Acebo y su mujer, Andrea Pascual, viven en una casa similar a la de los Aznar.

De las escapadas que hacen a esta isla hay registro en la página de Ínstragram de ella, directora de una agencia de comunicación.

El retiro de Carlos Baute en la isla

Entre los vecinos que en su día invirtieron alrededor de medio millón de euros en el complejo de Valdecañas está también el cantante venezolano afincado en España, Carlos Baute.

En ese rincón extremeño, encontraron un refugio Carlos, su mujer Astrid Klisans, y sus tres hijos. Ahora, ellos también tendrán que abandonarlo.

Quienes conocen la isla aseguran que que en los últimos tiempos, el complejo Marina Isla de Valdecañas había perdido lustre. Tras una década de proceso judicial, sus propietarios habían comenzado a ponerlos a la venta, y de hecho, a día de hoy, se pueden encontrar anuncios en la página web Idealista donde alcanzan precios de hasta 650.000 euros

López Ibor, propietario y promotor junto a Gómez Acebo

Jaime López Ibor es nieto del psiquiatra Juan José López Ibor y además, sobrino del empresario Alberto Alcocer. Quizás por ahí le viene la vena inversora que le llevó a poner el ojo en estos terrenos protegidos.

López Ibor y a Beltrán Gómez Acebo capitanearon la puesta en marcha de la urbanización después de que el Gobierno extremeño de Juan Carlos Rodríguez Ibarra declarara el proyecto de "interés regional" y le diera luz verde.

Pero los empresarios vieron como se iba paralizando a golpe de sentencias en los tribunales. En 2020, cuando el TSJ de la región permitió mantener todo lo construido, sí ordenó echar abajo las obras que estaban sin concluir. De hecho, los magistrados señalaron que el hotel y las viviendas terminadas eran "una parte mínima del proyecto".

De los dos hoteles proyectados, sólo se había terminado uno. Y aunque se completó la construcción de 185 viviendas, la idea inicial era llegar a las 565. El Supremo dice que la Isla de Valdecañas no se debió edificar y ordena derribarlo todo.

En lo que se refiere a los dos hoteles de 150 habitaciones, uno de los hoteles está terminado y en funcionamiento mientras que el segundo de los hoteles planificado se encuentra con parte de la estructura ejecutada si bien la construcción está paralizada.

En cuanto a las viviendas, se han terminado 185 villas frente al total de 565 residencias que se pensaban construir en Marina Isla de Valdecañas.

Juan Vega Penichet, apoderado

Quizás su nombre les diga menos, pero Juan Vega Penichet es uno de los herederos de un importante bufete de abogados, el que lleva su nombre.

Él es el apoderado de la empresa Inversiones Valdecañas que tiene como objeto, "la compra, administración, tenencia y arrendamiento de bienes inmuebles con o sin mobiliario, su remodelación, modernización y/ o decoración".

Juan Vega Penichet es, por ejemplo, tío Fernando Guasch, marido de Alejandra Conde (hija de Mario Conde).

El coste económico

Uno de los puntos que tuvo en cuenta el TSJ de Extremadura al decretar la conservación de las casas construidas fuero los perjuicios económicos.

Según aquella sentencia, la demolición de todo lo edificado supondría un coste de casi 34 millones de euros (33.982.889,85) y el posible perjuicio económico a los propietarios de las viviendas podría alcanzar la cantidad de 111 millones.

Eso, dijeron los jueces, supondría que la Junta de Extremadura tendría que hacer frente a una indemnización de 144 millones de euros por los gastos de demolición y por las indemnizaciones a los propietarios "terceros de buena fe".

El Supremo no ha tenido en cuenta este punto, aunque la letra pequeña todavía no se conoce porque la sentencia íntegra no se comunicará hasta dentro de unos días.