¿Tiene sentido una relación a distancia más allá de los 50?: “Tuvimos feeling desde el principio, pero no vivíamos en la misma ciudad"

Muchas personas en relaciones de pareja sin convivencia inician a través de aplicaciones para ligar
“Es clave establecer la disponibilidad emocional y la capacidad de conectar más allá de la presencia física” comparte María Ramírez, psicóloga
Para Úrsula Perona, psicóloga, a los 50 años una pareja debe resultar un complemento para una vida (en principio) ya estructurada y plena
A nadie se le hace extraño en la época en la que nos encontramos comenzar una relación a distancia, no hay más que comprobar el esplendor de las aplicaciones de citas. Lo que venimos a resolver hoy es si esta situación ocurre pasados los 50 años, ¿hay bastantes probabilidades de que la relación siga un buen camino? Los expertos responden a este y otros dilemas.
Dicen que el amor no conoce de fronteras y sabemos con certeza que la tecnología tiene mucho que ver en eso y lo facilita todo a la hora de poder comunicarse de un modo más sencillo y práctico. Pero, en una pareja pueden necesitarse cosas muchas que al no estar uno frente al otro pueden resultar difíciles de alcanzar.
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Ourtime, plataforma para solteros mayores de 50 años, es una de las que trabaja para unir personas que estén cerca geográficamente o no tanto. Aunque es un reto, no es imposible. De hecho, una encuesta sobre sexualidad, realizada por LELO, marca de juguetes de placer, indica que la mitad de los encuestados (sin conocer la edad) entienden lo que representa una relación a distancia. Por otro lado, se confirma que la falta de conexión en el terreno físico y en el apartado emocional llevan a un 56% a no seguir adelante con la relación.
De hecho, en LELO, gracias a la función Love Bridge, las parejas pueden tener sus momentos íntimos aun sin estar en la misma habitación. Se trata de unirse mediante el teléfono a un chat privado para enviarse mensajes de contenido erótico y pasarlo bien con sus juguetes que pueden conectarse a la aplicación. De otro lado, un 57% de las personas preguntadas admiten también practicar sexting.
Otra encuesta, en este caso de Statista, revela que el 62% de las personas que mantienen relaciones separados geográficamente indican que es “muy buena” o “excelente”. Asimismo, la mayor parte de las personas a las que se consultó aseguraron que con el tiempo fue a mejor, algo que puede tener que ver con eso de “poner de tu parte”.
La distancia no hace el olvido
Camila, panadera, de 51, años estuvo casada durante 27 años y tras un tiempo en soledad, sus amigas la animaron a registrarse en varias aplicaciones de citas. En una de ellas, conoció a un hombre que le atrajo desde el principio.
“Empezamos a hablar y tuvimos feeling desde el principio, pero no vivíamos en la misma ciudad. Él acababa de salir de una relación larga y tenía ganas de conocer a gente nueva y salir de su entorno de siempre”, afirma.
Para ninguno de los dos vivir lejos resultaba una traba para seguirse conociendo. “No íbamos con la convicción de encontrar una pareja rápido, sino de conocer a alguien, hablar y compartir. Ambos queríamos ir despacio. Si te soy sincera, no me apetecía nada volver a convivir”, confiesa la mujer.
Con los meses se conocieron en persona y decidieron iniciar una relación amorosa a distancia. Los dos tenían sus vidas asentadas en sus respectivas ciudades y no tenían la intención de mudarse. “Tanto mi pareja como yo estamos enamorados y satisfechos. Nos vemos algunos fines de semana o cuando podemos juntar varios días y convivimos en mi casa o en la suya. Ya conocemos a la familia y a los amigos de los dos y es así como queremos seguir. Pienso que a nuestra edad es mejor no complicarnos más”, expresa.
Conectar más allá de lo físico
María Ramírez Conejo, psicóloga y directora de IgualHablando, sostiene que hoy en día y todavía más en un mundo donde la tecnología lo ha cambiado todo es más factible mantener una relación a distancia y que vaya bien, se tenga la edad que se tenga.
“Los 50 de hoy no son los de antes. Hablamos de una generación que se cuida, que se reinventa y que no se conforma con cualquier cosa, normalmente”, recalca.
La experta recuerda que a esas edades ya se parte con una madurez emocional y claridad sobre lo que se espera de la relación. “Es importante saber si se da una relación para llenar el vacío o se construye desde la elección consciente y responsable”, dice.
Comenta que algunos estudios sobre relaciones han demostrado que la clave de la satisfacción no es la proximidad física, sino la calidad de la conexión emocional.
“La distancia ya no es sinónimo de desconexión, lo que marca la diferencia es la disposición real para nutrir la relación. Es clave establecer la disponibilidad emocional y la capacidad de conectar más allá de la presencia física”, expone Ramírez.
Para esta profesional, el mayor reto en estas parejas es entender que una relación a distancia se trata de un vínculo vivo que debe sostenerse y cuidarse en el día a día. “También es verdad, que la falta de contacto físico, que es importante para vincularse, puede ser un factor incómodo con el que lidiar”, considera.
Un espacio personal y seguro
“El ser humano es social por naturaleza, aunque también son imprescindibles los espacios individuales para evolucionar. La idealización de la relación y no establecer los deseos, apetencias, límites y condiciones de la misma, puede ser un problema si se transforma en una burbuja de expectativas irreales”, opina.
Con apertura y flexibilidad para la comunicación, la honestidad y el respeto, puede ser algo ventajoso: “No es la distancia lo que erosiona una relación, sino la falta de herramientas para sostenerla”.
Ramírez aclara que la intención en cada vínculo debería ser sumar, ofrecer un espacio seguro para ser mientras somos, en apertura al aprendizaje y la evolución. Para ella, para construir un vínculo que nutra, expanda y satisfaga la vida de la pareja, es necesario:
- Equilibrio entre autonomía y conexión: No se trata de hablar todo el día ni de fundirse con el otro sino de crear momentos de calidad.
- Acuerdos claros y realistas: Cada dúo necesita definir lo que es suficiente para ambos, llegar a acuerdos que respeten las necesidades individuales.
- Respeto y flexibilidad: Es importante la comunicación asertiva y efectiva y la apertura y disponibilidad emocional por ambas partes.
Trabajar la confianza en la pareja
Tal y como explica Úrsula Perona, psicóloga, sobre quién sufre más o quién menos en este tipo de relación, no hay nada escrito y para la especialista depende mucho de las necesidades de apego y vínculo. “Hay personas que no tienen tanta necesidad de contacto frecuente como otras. Es conveniente ver cómo se produce la gestión de la confianza en la pareja, ya que las relaciones a distancia se complican cuando existen inseguridades o celos”, especifica.
Aunque la profesional subraya que, a más edad, en general, se tienen las cosas más claras. “Somos, además, más independientes y también hemos atravesado ya muchas experiencias vitales, como, la convivencia, la crianza de los hijos…, aspectos que a estas edades pueden cambiar las expectativas sobre emparejarse y las necesidades”, resalta.
Para ella, las personas de edad madura pueden ya tener más presente los contras de la convivencia y valorar como positivo una relación donde se comparte calidad.
Verse lo justo en esas edades -según Perona- puede ser muy beneficioso porque la pareja en esa etapa puede resultar un complemento en la vida, pero no requiere convivir. “No es lo mismo tener treinta años y desear tener hijos en común, por ejemplo, para lo que la convivencia es necesaria, que tener cincuenta. A esa edad tenemos la vida estructurada, independencia, y tener un compañero se convierte en muchas ocasiones en algo que enriquece una vida que ya de por sí es plena”, perfila.