Entrevistas

Adrià Solà, el 'niño tímido' que enseña a millones de personas a comunicarse: "Di con un método que funcionaba"

Adrià Solà
El entrevistado, en una foto reciente. CEDIDA
Compartir

Adrià Solà Pastor (Barcelona, 1999) era un niño tímido, con pocas habilidades sociales, víctima de acoso escolar durante su infancia. Años después, ese mismo niño se convertiría en el divulgador en comunicación más influyente de habla hispana en redes sociales, con más de 2,6 millones de seguidores, una comunidad que lo escucha hablar de comunicación, crecimiento personal y emprendimiento. Su historia es un testimonio de superación, resiliencia y constancia.

Acosado por sus compañeros de clase durante años, lejos de rendirse, encontró en ese dolor una motivación transformadora. “Cuando fui víctima de acoso escolar, tenía entre diez y trece años. Si quería sobrevivir, debía desarrollar la comunicación para hablar con convicción y ganarme el respeto. Entendí que la comunicación es nuestra herramienta más poderosa”, cuenta Solà en una entrevista con Informativos Telecinco.

PUEDE INTERESARTE

Un sufrimiento que sembraría en él una semilla que lo cambiaría para siempre. “Para mí, el acoso escolar fue mi mayor motor de crecimiento. Me hizo entender que debía aprender a comunicar, a poner límites, a caer bien, a ser carismático. Nunca me vi derrotado. Me dije que esas personas no iban a apagar mi potencial. Me centré en las notas, el deporte, en construir mi carácter. Toda la seguridad que tengo nació de ese dolor”, explica.

PUEDE INTERESARTE

Años más tarde, asistiría a una charla de Zadig Experience, una empresa que escoge alumnos para ofrecerles programas donde potencien su talento. “Se me abrieron los ojos como platos. Escribí una carta de motivación y me escapé del colegio para tomar un tren. Era menor de edad”, relata. “Toqué a las puertas de sus oficinas y les dije que tenía tantas ganas de entrar que me había saltado el colegio y había ido hasta allí”.

Para mí, el acoso escolar fue mi mayor motor de crecimiento. Me hizo entender que debía aprender a comunicar, a poner límites, a caer bien, a ser carismático

telecinco.es

Una prueba de compromiso que marcó la diferencia hasta el punto de que lo acabaron seleccionando. “Esa es un poco mi forma de hacer las cosas. Sabiendo que estoy dispuesto a dar un paso más allá y dar más que el resto, no a nivel de inteligencia o habilidades, sino en esfuerzo, compromiso y dedicación. Eso precisamente les convenció para que me aceptaran”, comenta Solá.

Su viaje por Europa: comunicar para conseguir alojamiento gratis

Tras aquella experiencia, y una vez cumplidos los 18 años, tomó la decisión de recorrer Europa sin rumbo fijo durante nueve meses. “Quería descubrir el mundo. Era muy joven para meterme en una carrera universitaria de cuatro años. Había trabajado de camarero, profesor, jardinero, animador de hotel, vendedor... y con mis ahorros decidí lanzarme”.

Ser un niño tímido fue un lastre que le acompañó parte de su adolescencia

Lo hizo sin lujos ni itinerarios cerrados. Su alojamiento dependía de una habilidad que comenzaba a dominar: la comunicación. “Aprendí a hablar con desconocidos, caerles bien y persuadirles para que me dejaran dormir en sus casas a cambio de que les enseñara español o les cocinara una tortilla de patatas. En Ginebra, por ejemplo, me alojaron en un gallinero. Pero yo estaba feliz. Entendí que ese método funcionaba”, señala.

"Fui consciente de cómo cambia la experiencia de tu vida si sabes comunicar. Al principio, le limitaba a decir que era joven y que no tenía dinero y que necesitaba un lugar donde dormir. Y casi nadie me acogía. Sin embargo, cambié esa forma de hablar y con una sonrisa convencía a la gente de que mi estancia era una aventura, y que quería que ellos fueran partícipes de ella. Ahí cambiaron los resultados”, asevera.

De trabajar de au pair a estudiar en las mejores universidades del mundo

Pasó por 32 ciudades de 20 países. Hasta que su viaje lo llevó a Lyon, donde trabajó como au pair. Allí se enamoró de la cultura francesa. Aprendió francés en apenas cuatro meses. “Quise estudiar en Francia. Entré en la Universidad de Lyon y fui uno de los mejores estudiantes”, cuenta.

Entender el poder de la comunicación le cambió la vida

Luego, con esfuerzo, se propuso estudiar en la Sorbona para estudiar Ciencias políticas, Derecho y Filosofía. “Cada día iba al despacho del director de la Sorbona y le daba una razón por la que debía aceptarme. Escribí cien razones para decírselas. Eso le impactó hasta el punto de que me aceptaron”, relata. Una estrategia que también repetiría tiempo después para entrar en la Columbia University de Nueva York. En ambas fue becado al 100%.

Sus habilidades para ser un estudiante destacado no pasaban por estudiar mucho, sino por “estudiar con inteligencia y ser eficiente”, comenta. Eso le dio tiempo para poder hacer otras cosas como moderar debates, empaparse de cultura y trabajar de profesor particular. “Supe que mi verdadera vocación era la pedagogía, ayudar a otros a crecer. Así que, con 23 años, decidí mezclar los estudios con el emprendimiento en YouTube. Pasé de tener 2.000 seguidores a 1,2 millones en 15 meses”, cuenta.

Uno de sus mayores orgullos es haber dado discursos en lugares tan emblemáticos como el Parlamento de Cataluña o el Panthéon de París. “Me di cuenta de que allí se habla mucho desde la razón, pero la persuasión real nace de la emoción. Tomamos decisiones con el corazón y luego las justificamos con la razón. La emoción a la hora de comunicar es lo que me diferencia de los demás oradores. Comunicar es seducir intelectualmente. Si el mensaje no emociona, no transforma”, asegura.

Su discurso en el Pantheon de la Sorbona fue clave en su trayectoria

El desafío más grande a nivel intelectual al que se ha enfrentado jamás fue en el Panthéon de París. “Era el único español en la final del concurso de oratoria francófona. Memoricé mis discursos, no los leía como los demás. Me iba cada día al Panthéon a ensayar. Quedé cuarto, pero lo di todo”.

Su filosofía de la comunicación: conectar para transformar

Para Adrià, comunicar no es simplemente hablar. “Hablar lo hace cualquiera. Comunicar es adaptar el mensaje al interlocutor, hablar con propósito. Cada palabra tiene poder. Hay que saber elegirlas. Pero, sobre todo, hay que saber leer a las personas. La empatía es el eje de la comunicación. Hay que entender las necesidades y miedos de la gente. La empatía crea conexión. Y la conexión, confianza”, comenta.

Hablar lo hace cualquiera. Comunicar es adaptar el mensaje al interlocutor, hablar con propósito. Cada palabra tiene poder. Hay que saber elegirlas. Pero, sobre todo, hay que saber leer a las personas

telecinco.es

Explica que la comunicación poderosa tiene cinco pilares: voz, lenguaje no verbal, elección de palabras, estética personal y lectura de personalidades. “Una voz sin muletillas genera confianza. Un cuerpo activo transmite fuerza. Las palabras deben empoderar. La estética también comunica. Y a cada persona hay que adaptar el discurso en función de su personalidad. Son pequeños gestos que tienen un impacto significativo en tus relaciones”, argumenta.

Con el propósito de ayudar a otras personas a dominar la comunicación, fundó el Instituto de Comunicación (ICO) para ayudar a las personas a dominar la comunicación. “Mucha gente sabe hablar, pero pocos comunican. No se trata solo de hablar bonito. Se trata de generar impacto, de liderar con la voz”, explica Adriá.

Hoy son millones de personas las que le siguen en redes sociales

Desde su creación, más de 8.000 alumnos han pasado por sus programas, desde jóvenes que buscan impactar en entrevistas, hasta CEOs que desean convencer a inversores. “No solo estoy yo formando a los alumnos, sino que también hay expertos, los mejores en sector, en coach vocal, psicología relacional y en asesoría de imagen. Personas con mucha experiencia”, dice.

Además, dirige Fidelio, su consultora de comunicación diseñada también para empresas. “Ayudamos a convertir la comunicación en su ventaja competitiva. Formamos a sus equipos comerciales para que vendan mejor. También formamos a ejecutivos para que sepan mejor negociar una venta”, dice. Entre sus clientes se encuentran Amazon, LinkedIn, Banco Santander o el Ministerio de Defensa Francés.

"Si él pudo, yo también puedo"

En redes sociales, Adrià cuenta actualmente con más de 2,6 millones de seguidores. ¿La clave? “Detrás de cada suscriptor hay una persona. Hay que conectar con cada una. Les doy herramientas, ellos ponen la voluntad”, dice. Así, con vídeos breves, directos, muchas veces grabados con su móvil, aborda temas como la autenticidad y el arte de conversar.

Cuando se le pregunta por el futuro, responde sin titubeos: “Me veo igual. Enseñando. Viendo cómo otros se transforman. He tenido miedos, inseguridades, limitaciones... pero he sabido construirme. El éxito no está en las cifras, sino en ver cómo una vida mejora por algo que dijiste. Eso me llena. Quiero que mi historia inspire. Que alguien diga: 'Si él pudo, yo también puedo’”, concluye.