"Tengo un hijo con altas capacidades y otro no: ¿cómo puedo ayudarles a ambos y mejorar su relación?"

La experta Monique de Kermadec ha ayudado a 10.000 familias a comprender y gestionar sus altas capacidades
En este artículo explica a Uppers cómo se debe actuar en un hogar donde convive un grupo de hermanos con distintos CI
Cada hijo es único y especial, con su propio ritmo de crecimiento, forma de pensar y manera de relacionarse con el mundo. Sin embargo, algunos niños muestran desde temprana edad una capacidad intelectual notablemente superior a la de sus compañeros e incluso a la de sus propios hermanos, aunque éstos sean algunos años mayores. Para muchos padres, identificar y entender estas diferencias puede ser un desafío añadido a la difícil tarea de criar y educar, de la que no siempre salen airosos.
La psicoanalista experta en altas capacidades, Monique de Kermadec, asegura que las personas con altas capacidades “nacen dotadas ya de esa inteligencia superior y la mantienen para siempre”, aunque en muchos casos no se diagnostique en edades tempranas y se llegue a la edad adulta con la sensación de no encajar en ningún sitio (y sus consecuentes problemas psicológicos). Para evitar que esto pase y que los hermanos convivan en armonía con sus propias destrezas y habilidades, la experta ofrece una consigna muy sencilla: “No establezcas diferencias entre ellos y no los compares”.
La primera tarea de un padre es ser padre
Pero hay más, si ya has superado la difícil tarea de identificar las altas capacidades en uno (o varios) de tus hijos y deseas saber cómo actuar sin entorpecer su ritmo de desarrollo ni el de sus hermanos con un CI normal sigue leyendo, tenemos una serie de recomendaciones de Monique de Kermadec, una reputada psicoanalista que a lo largo de su carrera ha ayudado a más de 10.000 familias a comprender y gestionar sus altas capacidades.
Necesidades específicas
Las familias que tienen hijos con altas capacidades e hijos con un coeficiente intelectual normal (entre 90 y 110) deben saber que cada uno de ellos, independientemente de su CI, tiene su propio temperamento, habilidades y necesidades y que, por tanto, su crianza presenta desafíos particulares con formas de acompañar diferentes.
En este contexto, resulta fundamental que los padres comprendan las diferencias en el desarrollo y el comportamiento de sus hijos, para poder brindar una crianza adecuada, equilibrada y ajustada a cada uno. En este sentido, Kermadec opta por aplicar el sentido común: “La primera tarea de un padre es ser padre”, y añade: “Es importante que en un grupo de hermanos en el que no todos son superdotados, no establecer diferencias evidentes entre ellos” pero sí “atender a sus necesidades específicas”.
Cada niño de un grupo de hermanos “tiene su propia área de éxito, ya sea social, académica, deportiva o artística”, y en este sentido, la experta recomienda que no se comparen entre ellos, sino que encuentren la suya y la potencien. “En el caso de un niño superdotado”, añade Monique, “se debe considerar la posibilidad de enriquecer o acelerar el programa escolar o las actividades extraescolares, teniendo en cuenta los talentos y el desarrollo propios del niño”.
Cómo saber si tu hijo tiene altas capacidades
Las altas capacidades intelectuales se refieren a un conjunto de habilidades cognitivas superiores a la media. Estas pueden manifestarse en distintas áreas como la intelectual, creativa, artística o en capacidades de liderazgo. Según la Asociación Española de Pediatría, un niño con altas capacidades muestra un rendimiento elevado en una o varias de estas áreas. Es importante señalar que las altas capacidades no se limitan únicamente a un alto coeficiente intelectual (CI), sino que también pueden incluir otros factores como la creatividad, la motivación y la capacidad de resolución de problemas.
Aunque estas características no son comunes a todos, los niños y niñas con altas capacidades suelen aprender mucho más rápido y manejan conceptos complejos a edades tempranas. Por otro lado son muy curiosos, muestran un interés profundo por diferentes temas y suelen realizar preguntas constantes para poder saciar su deseo de conocimiento. También suelen utilizar un amplio vocabulario y un lenguaje avanzado para su edad, por lo que son capaces de expresar ideas complejas con claridad. Además, tienen una alta capacidad de concentración, una memoria excepcional y son más sensibles emocionalmente que la media de los niños de su edad.