Salud mental

'Mankeeping', el trabajo emocional invisible que lleva a muchas mujeres al hartazgo

Una pareja en un parque
Una pareja en un parque. Getty Images
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El neologismo mankeeping ha irrumpido en el discurso sobre género y relaciones con una fuerza inusitada. Esta palabra, acuñada por la psicóloga Angelica P. Ferrara, se define en su artículo académico como “el trabajo que realizan las mujeres para compensar las pérdidas en las redes sociales de los hombres y reducir la carga del aislamiento de estos en las familias, el vínculo heterosexual y en los hombres”. Con esta base teórica clara, el término supone una extensión de la noción del kinkeeping (mantener lazos familiares) al ámbito emocional y social de las parejas heterosexuales.

Además, la psicóloga resuma la problemática de este asunto con un dato contundente: “En Estados Unidos, cerca de 1 de cada 5 hombres dice que no tiene amigos íntimos.” Se trata de una carencia que no solo está ampliamente documentada, sino que subraya un deterioro estructural y sistemático en las redes sociales masculinas.

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De esta manera el mankeeping requiere que la pareja actúe como una suerte de terapeuta no remunerado, recuerda cumpleaños y se ocupa de organizar su agendas social. Para los expertos existen tres pilares prácticos del mankeeping: facilitación social, educación emocional y subcontratación emocional. Todas estas son labores invisibles que recaen desproporcionadamente sobre sus parejas.

Tanto es así que un artículo reciente de la doctora Eagan Dean, de la Universidad de Stanford, detalla ejemplos concretos: “Las mujeres enseñan habilidades sociales y se encargan de hacer y mantener amistades en nombre de hombres cisgénero, a menudo heterosexuales.” También menciona que se ocupan de tareas como programar la vida social del marido, comprar tarjetas de cumpleaños para sus amigos o asumir el rol de apoyo emocional para un hermano, todo sin recibir reciprocidad.

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Desde la mirada sociológica, el término no ocurre en el vacío. En Psychology Today se explica que “las mujeres asumen… el trabajo resultante podría incluir actuar como la única confidente de su pareja masculina, verificar con frecuencia su estado emocional o coordinar interacciones sociales en nombre de su pareja-” Esto se enmarca dentro del trabajo emocional que cada vez es más habitual para las mujeres.

Consecuencias reales del mankeeping

En un artículo reciente de The Times , una mujer describe sus vivencias personales que sirven para ilustrar el fenómeno: “Mi pareja me consideraba su mundo entero y soy su única vía de apoyo. Organizo la mayoría de salidas sociales… mientras yo tengo muchos canales de desahogo, él solo tiene uno: yo.” Esta situación refleja que muchas mujeres se convierten en la única amiga, terapeuta y secretaria de su pareja.

Esto reafirma la tendencia presente en los hombres, especialmente mayores, de que las redes afectivas se deshacen tras el matrimonio, mientras que las mujeres mantienen amistades sólidas con mucha mayor regularidad.

Una mujer cuidando de un hombre

La base demográfica y estructural de este fenómeno se cimenta en estudio como el que que encontró que el 27% de los hombres no tienen amigos íntimos, y entre quienes tienen, el 22% casi nunca los ve. Esto se complementa con otros análisis, como el de Psychology of Men & Masculinities, que destaca una "una recesión de las amistados masculinas" y de su calidad, en los últimos 30 años, lo que amplifica la dependencia hacia sus parejas.

Se trata además de un problema cada vez más notable, como indican estudios que cifran este fenómeno, con uno de cada cinco hombres en los Estados Unidos, y uno de cada tres en Reino Unido, careciendo de amistades íntimas. Se suma a esto otro dato que da escalofríos: dos de cada tres jóvenes americanos afirman que “nadie me conoce de verdad.”

¿Por qué importa?

Se trata de un problema que en absoluto es menor ni anecdótico. Distintos estudios demuestran que el trabajo emocional no remunerado, como el que realizan muchas mujeres, suele pasar inadvertido, contribuye al agotamiento y perpetúa desigualdades socio‑familiares.

Además, investigaciones vinculadas al mankeeping sugieren que tiene impacto real en la calidad de vida de las mujeres: menor satisfacción, mayor desgaste emocional, reducción de tiempo libre, y, en relaciones desequilibradas, incrementos en conflictos relacionales o incluso riesgo de ruptura.

Sin embargo, a pesar de la problemática de este asunto, parece que hay un cambio de tendencia en curso, especialmente entre los hombres de la Generación Z. Estos, están retomando contacto con amigos varones, reduciendo así la carga emocional femenina.

El antídoto no está en que las mujeres sigan aguantando ese peso, sino en que los hombres asuman responsabilidades emocionales, busquen terapia, formen redes sociales propias y se desprendan de normas de masculinidad que desincentivan la vulnerabilidad .

Mankeeping no es una acusación moral, sino una constatación estructural: cuando la soledad masculina crece, las mujeres cumplen la función, no solicitada ni reconocida, de sostener emocionalmente la relación. Nombrarlo permite verlo, analizarlo y distribuirlo. Como toda forma de trabajo invisible, debe sacarse a la luz, reconocerse como carga y redistribuirse. Solo así podemos avanzar hacia vínculos íntimos equitativos, saludables y menos fatigados.