Psicología

El Síndrome de Stendhal en personas existe: "Nuestra mente comienza un proceso de idealización instantáneo"

Stendhal
¿Cuál es la explicación de este fenómeno para la psicología?. UNSPLASH
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La atracción hacia algo --o, en este caso, hacia alguien-- es algo humano. Sin embargo, hay ciertas ocasiones en las que percibimos belleza, y es tal el sentimiento que nos provoca, que incluso nuestro cuerpo manifiesta síntomas, tanto por dentro, como por fuera.

En este sentido, la reacción extrema a la belleza --cuando estamos delante de una pintura, una obra de arte o un paisaje-- se conoce como Síndrome de Stendhal. Sin embargo, esto también sucede cuando tenemos delante a una persona que nos parece un ángel caído del cielo.

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“Cuando la belleza humana nos abruma”

Para ilustrar toda esta situación, la psicóloga Anna Sibel explica que nuestro cerebro “se ve temporalmente abrumado”. “Es una sobrecarga sensorial”. No obstante, aunque la belleza física es uno de los principales ingredientes de la receta, también pone encima de la mesa las causas subyacentes para que terminemos reaccionando de esta forma.

“Un contexto inesperado en el cual nos encontramos con esta persona; el contraste con el estado emocional, especialmente cuando estamos en un momento vulnerable; si llevamos tiempo sin experiencias estéticas intensas o cuando vemos a esa persona como inalcanzable”, estas son las situaciones de bagage personal que Sibel pone encima de la mesa. ¿El resultado? De acuerdo con sus palabras, nuestro cuerpo recibe una “sobrecarga del sistema nervioso, ya que es la intersección entre lo estético, lo erótico, lo idealizado y lo inalcanzable, todo comprimido en un momento de encuentro humano”.

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Esto es lo que nos sucede cuando experimentamos Síndrome de Stendhal con alguien

Todo este conjunto de elementos presenta características de cara a la interacción con la otra persona. ¿Cuáles son? Anna Sibel expone algunos de los siguientes:

  • Pensamientos acelerados o caóticos, incluso bloqueo mental
  • Pensamiento mágico o fantasioso aumentado
  • Se nos hace difícil formar frases coherentes, con interrupciones del lenguaje, muletillas excesivas o voz temblorosa
  • Prestamos atención hiperfocalizada, con olvidos temporales de donde estamos, qué íbamos a decir o qué íbamos a hacer
  • Incluso, temblor fino en las manos, ritmo cardíaco más acelerado, hormigueo o respiración más rápida
  • También vulnerabilidad, euforia súbita --e inexplicable-- o la sensación de estar siendo “atravesado” emocionalmente.
  • Los movimientos torpes, la repetición de gestos nerviosos y una postura corporal alterada pueden aparecer.

La infravaloración --pensar que no estamos a la altura de esa persona--, una sensibilidad emocional aumentada o una sensación de pérdida anticipada son algunas de las manifestaciones que pueden darse cuando experimentamos un encuentro de este tipo.

La idealización, el componente subyacente

“Nuestra mente comienza un proceso de idealización instantáneo, proyecta cualidades, historias y significados que van mucho más allá de lo que conocemos de esa persona”, explica Sibel.

“Esa persona que tenemos delante se convierte, aunque sea por unos momentos, en un símbolo viviente de todo lo que consideramos bello, deseable o inalcanzable”, añade.

Es todo este conjunto de casuísticas las que nos pueden llevar --en momentos muy concretos y puntuales-- a esa “sobrecarga” del cerebro. Igual que sucede con las obras de arte o los paisajes que consideramos “extremadamente bellos”, pero con personas que podemos encontrar en momentos que no esperamos, y para los cuales no tenemos al cerebro preparado para ello.