Los oros, copas, espadas y bastos desaparecen de las cartas de Fournier: cuatro colectivos de mujeres protagonizan una edición limitada
La nueva edición convierte a profesoras, alumnas, naiperas y mecenas en los cuatro palos de la baraja
Cómo jugar al solitario con una baraja española
Vitoria-Gasteiz¿Quién no tiene una baraja de cartas en casa? En el reverso de las 40 cartas que conforman los cuatro palos de la baraja española: oros, copas, bastos y espadas, aparece la palabra Founier. Tal vez, algunos desconozcan que es en una fábrica de Vitoria donde se fabrican los naipes con los que luego echar una partida de mus o una brisca. A diario salen de aquí 27.000 barajas que se comercializan en 70 países diferentes.
La histórica fábrica de naipes cumple 155 años en Vitoria, fue en 1870 cuando Heraclio Fournier estableció en la capital alavesa la empresa, y lo celebra con el lanzamiento de cuarenta cartas en las que las naiperas son las protagonistas: “Ellas han sido artífices de nuestro progreso, las mujeres que durante décadas han trabajado en nuestra fábrica con precisión, dedicación y rigor”, explica el director de Marketing de Fournier, Diego Ruiz de Gauna.
La nueva baraja más que un homenaje es “una declaración de intenciones”, aclara la diputada de cultura y Deporte, Ana del Val, ya que pretende “reconocer el valor de las mujeres que, desde el anonimato o la vocación, han construido nuestra identidad colectiva”.
Doble celebración
No solo las naiperas, también el trabajo de las mujeres de la Escuela de Artes y Oficios. Los cuatro palos clásicos de la baraja son ahora cuatro colectivos de mujeres. Las trabajadoras de Naipes Fournier son, en esta baraja única, las espadas. Los bastos son las mujeres que ejercieron de mecenas, los oros son las primeras profesoras de la academia de dibujo y las copas, las alumnas.
En realidad, se trata de una celebración por partida doble, por un lado, los 155 de Naipes Fournier y, por otro, los 250 años de la Escuela de Artes y Oficios. De la suma de las dos nace la idea de crear esta baraja conmemorativa en la que prima el cuidado dibujo de Nuria Pérez-Cárcamo y Blanca Garaluce. Ambas instituciones recuperan así una colaboración histórica que dio origen, en 1877, a la baraja española, tal y como la conocemos hoy, diseñada por el profesor Díaz de Olano, docente de la Escuela.
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