Prostitución

Así ha cambiado la prostitución en Bilbao los últimos 40 años: "Ahora es peor: se han vuelto invisibles y más vulnerables"

El 95 % de las prostitutas son migrantes, quedan por internet y alquilan habitaciones
El 95 % de las prostitutas son migrantes, quedan por internet y alquilan habitaciones.. Europa press
  • La asociación Askabide trabaja desde 1985 por la inclusión del colectivo de personas que ejercen la prostitución

  • “Uno de los éxitos de Askabide es que aquí no tienen que mentir”, explican desde la entidad

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BilbaoLa prostitución ha cambiado mucho en los últimos 40 años. En Bilbao, allá por 1985, cuando nació Askabide, las mujeres se prostituían en clubes de las calles Cortes y San Francisco y el 100% eran nacionales. Hoy en día, “han salido del barrio”, “ya no hay un club como tal”, sino que quedan por internet con los clientes a los que atienden en habitaciones alquiladas, en cualquier punto de la ciudad y el 95% de las prostitutas son migrantes.

Se han vuelto invisibles”, puntualiza Marian Arias, coordinadora del Área de Sensibilización de Askabide. La gente piensa que “este fenómeno está desapareciendo” porque ya no se las ve en los clubes o las esquinas, nada más lejos de la realidad.

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La prostitución ha pasado de ser algo visible a hacerse invisible y eso aumenta la vulnerabilidad de quienes la ejercen, más expuestas a sufrir violencia o trata. “Hay compañeras que se pasan horas y horas rastreando las webs” y si localizarlas es difícil, aún más lo es establecer contacto con ellas.

Pero la invisibilidad de las prostitutas va más allá del modo en que ejercen, se las “infantiliza” y ningunea hasta el punto de “hablar de cosas para ellas, sin contar con ellas, lo que no pasa en ningún otro colectivo”. “¿Cómo es posible que cualquiera hable de prostitución, menos las prostitutas?”, se pregunta sin encontrar respuesta Marian.

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"Aquí no tienen que mentir"

En Askabide, trabajan por parejas y, desde hace un tiempo, a los profesionales de la asociación les acompañan en estas salidas, mujeres que han ejercido la prostitución y que son claves a la hora de establecer esa toma de contacto con mujeres, acostumbradas a callar y llevar una doble vida. “Uno de los éxitos de Askabide es que aquí no tienen que mentir”, explica Marian.

Ella es una de las 26 profesionales, la mayoría psicólogas, trabajadoras sociales y educadoras, que trabajan actualmente en esta entidad, que este año celebra cuatro décadas de trayectoria. Aunque el equipo de Askabide está conformado mayoritariamente por mujeres, hoy en día hay tres hombres en plantilla, dos de ellos trabajando en intervención directa, “es fundamental que vean perfiles diferentes de hombres al que están acostumbradas”, puntualiza y añade, “es un tema de personas, de sensibilidad”. Y de eso, tienen muchos los voluntarios que colaboran impartiendo, por ejemplo, los talleres en los centros de acogida.

Askabide les ofrece “un espacio seguro y libre”, un lugar en el que “las vamos a ayudar, sea cual sea su circunstancia”. Hay mujeres con las que llevan trabajando 20 años: “No nos metemos ni juzgamos, simplemente les damos herramientas para que puedan tomar decisiones”, puntualiza esta profesional. En el número 1 de la calle Amparo se atiende tanto a mujeres que siguen ejerciendo la prostitución como a las que quieren dejarlo. "Es un tema de procesos", matiza.

Pero, a pesar de los cambios que ha experimentado este fenómeno en las últimas cuatro décadas, en todo este tiempo hay algo que no ha variado: el estigma que recae sobre las mujeres que ejercen la prostitución, barnizado eso sí, ahora con una pátina de “doble moral”, “por un lado, se las considera víctimas, pero se las sigue mirando con los mismos ojos que antes y los prejuicios se mantienen presentes”.

Además de a mujeres que ejercen la prostitución en Askabide, atienden también a mujeres en situación de exclusión, la mayoría migrantes, “la mitad de las mujeres no tienen documentación en regla”, se enfrentan a serios problemas para acceder a una vivienda, no tienen red y, ni siquiera, hablan castellano.