Tribunales

Una pareja vasca a la que un comandante de Vueling no dejó embarcar con una silla de ruedas eléctrica gana en los tribunales: "Son mis piernas"

Aitor y Yolanda junto a la scooter
Aitor Herrera y Yolanda Guijas, junto a la scooter, que ella usa para desplazamientos grandes.Redacción Euskadi
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San SebastiánHan pasado casi cuatro años, pero Yolanda Guijas y Aitor Herrera están satisfechos porque “nos han dado la razón”. Así se siente esta pareja guipuzcoana tras ganar en los tribunales a un gigante como Vueling Airlines. En 2021, un comandante de esta aerolínea les impidió viajar de Sevilla a Bilbao con la scooter que ella, diagnosticada con esclerosis múltiple y con problemas de movilidad, usa para desplazarse: “Son mis piernas”.

Lo sorprendente es que en el vuelo de ida, también con Vueling, viajaron sin incidentes, "tenía todo en regla para poder hacerlo con mi scooter". La compañía aérea ha sido condenada a abonar 1.500 euros más intereses, “solo les reclamábamos que nos abonaran los billetes, el coche de alquiler con el que tuvimos que regresar y la gasolina”.

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Ocurrió en diciembre de 2021 cuando, tras unos días en la ciudad hispalense, estaban a punto de tomar el vuelo de regreso a casa. El comandante se negó a dejarles embarcar porque la silla motorizada de Yolanda llevaba una batería de litio y que “deberían haberla desmontado”. “Las llaves estaban en mi maleta y hubiera sido tan sencillo como bajar a por ellas para desconectarla, pero este señor no quiso ayudarme”, recuerda.

De vuelta en coche de alquiler

Tras una discusión acalorada con el comandante, la Guardia Civil se personó en el túnel de embarque y le advirtieron a Yolanda, “aquí el comandante es más que Dios” y "nos invitaron a abandonar el aeropuerto". Se resignó, en ese momento, a que no regresarían a casa en ese vuelo. Tuvieron que alquilar un coche y conducir durante horas, hasta llegar a Arrasate.

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La paradoja de esta historia es que el matrimonio en el viaje de ida, también con Vueling, no tuvieron ningún problema. En la agencia de viajes, “como nunca antes había viajado con la scooter”, le pidieron las características de la silla de ruedas y la compañía aérea confirmó que podían viajar con ella.

“Hay que ser más humano”, clama Yolanda para quien la scooter “son mis piernas”. Algo así “no puede volver a pasar”, de ahí que la pareja, ya en casa, decidieron presentar una demanda. “No pedíamos más que se nos abonaran los gastos que nos implicó el no poder volar”, es decir: los billetes, el coche de alquiler y la gasolina, que ahora la aerolínea deberá pagarles, porque la sentencia es firme.

Lo vivido en Sevilla no ha condicionado a estos guipuzcoanos que han seguido viajando en avión durante estos últimos años, si bien “para evitar movidas, me alquilo una scooter allá donde vamos”.