Animales

Carla, la vizcaína que construye junto a una veintena de voluntarios 'El Refugio de Poly', un santuario para aves: “Nadie habla por ellas”

Carla perdió hace dos años y medio a su loro 'Poly', con cuyo nombre ha bautizado al nuevo refugio
Carla perdió hace dos años y medio a su loro 'Poly', con cuyo nombre ha bautizado al nuevo refugio.. Redacción Euskadi
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BilbaoCarla Torres es una vizcaína que trabaja a diario en un supermercado de su Portugalete natal y cuando termina sus ocho horas de jornada laboral en lugar de descansar, recorre los 20 minutos en coche que le separan del terreno en el que desde hace un tiempo construye, con ayuda de varios voluntarios, ‘El Refugio de Poly’, una especie de santuario para las aves que están enfermas o abandonadas.

Hace dos años y medio, esta vecina de Portugalete perdió a su loro Poly, “se escapó y apareció muerto en la acera” rememora su dueña a la que le conmocionó la indiferencia de la gente, “nadie le ayudó”, lamenta. Mejor suerte corrió Berritxu, el loro vasco que triunfa en redes y que desapareció en Donostia y fue hallado días más tarde en buen estado.

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Aquel episodio marcó a Carla, que se propuso que “tenía que hacer algo”. Dicho y hecho, compró un terreno en Galdames y empezó a trabajar para dar forma a su refugio, pero tardó poco en darse cuenta de que “yo solo no iba a poder”. Necesitaba ayuda.

Pasó el tiempo y “casi desistí”, su sueño de levantar un refugio para aves se evaporaba. Hasta que hace unos meses, Mari Jose, otra amante de los animales, le tendió la mano. Ella fue la primera de una veintena de voluntarios que se han acercado al proyecto de Carla gracias a las redes sociales.

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La ayuda llegó gracias a las redes

La búsqueda de personas dispuestas a ayudarle, a través de una publicación de facebook, dio sus frutos. La mayoría de quienes respondieron al llamamiento fueron mujeres, tal vez porque “tenemos más empatía hacia los animales”, explica Carla; aunque reconoce la aportación de los hombres que ayudan en el refugio, “trabajan mucho y muy duro”.

Por ahora, entre todos, han limpiado una parte del terreno, “hemos afianzado una voladera y estamos preparando una caseta donde vivirán las aves”. Animales para los que este lugar será la alternativa a una muerte segura. Desde gaviotas con un ala amputada, a palomas que no pueden volar o aves de corral abandonadas a su suerte tendrán espacio en este santuario.

Una veintena de personas respondieron al llamamiento de ayuda de Carla en redes

“Me encantan todos los animales”, reconoce Carla que, sin embargo, siente debilidad por las aves porque “nadie habla por ellas”. Ella, que convive en casa con una cotorra y un loro, sabe que son animales que “tienen su propia personalidad” y que son capaces de “dar cariño” a sus propietarios, como lo haría cualquier otra mascota, como un perro o un gato.

Poco a poco ‘El Refugio de Poly’ va tomando forma, gracias al trabajo colectivo y desinteresado de una veintena de amantes de los animales dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en crear este rinconcito en Vizcaya para las aves.