El médico pionero en España en detectar la sumisión química: "Si te pinchan ketamina, hace efecto en 10 minutos"

  • El doctor Aramburu, jefe de Urgencias del Hospital Universitario de Ourense, ha elaborado un protocolo pionero

  • Ese procedimiento define cómo deben actuar los sanitarios cuando llega una posible víctima de sumisión química

  • NIUS habla con él sobre este protocolo, el tipo de sustancias que se usan y sobre la ‘oleada’ de pinchazos a mujeres

En el Hospital Universitario de Ourense tienen muy claro cómo actuar cuando llega a Urgencias una persona con síntomas de haber sido drogada sin su consentimiento. El jefe de ese servicio, Francisco Aramburu (Ribadeo, 1960), promovió hace tiempo la elaboración de un protocolo pionero que establece cómo detectar y prestar asistencia a posibles víctimas de sumisión química

Todo está definido. Desde cómo se deben tomar las muestras hasta a quién hay que avisar. El objetivo es poder detectar mejor los casos, animar a las víctimas a que denuncien y coordinar mejor las actuaciones tanto con el juzgado como con la Policía Nacional.

Este protocolo es uno de los pocos que hay en España y el único que hay en Galicia para saber cómo se debe actuar en el ámbito sanitario ante un caso de sumisión química. La alarma generada este verano por la nueva modalidad para anular la voluntad de las víctimas, la del pinchazo, ha provocado que varios hospitales españoles se hayan interesado por conocer el procedimiento que rige, ya desde hace meses, en el Hospital Universitario de Ourense.

Pregunta: ¿Cuándo y por qué se puso en marcha ese protocolo?

Respuesta: El protocolo se puso en marcha en noviembre del año pasado. La Policía Nacional de Ourense había detectado posibles casos de sumisión química en la ciudad y se puso en contacto con la gerencia del hospital para pedirnos que estuviéramos alerta.

P: ¿Quiénes participaron en su elaboración?

R: Como jefe del servicio de Urgencias entendí que había que crear un protocolo específico que recogiese cómo actuar y, por eso, me puse en contacto con la jefa de Análisis Clínicos del hospital, con la jefa de Trabajo Social, con el subdirector del Instituto de Medicina Legal de Galicia (IMELGA) y con el presidente de la Audiencia Provincial de Ourense. Entre todas las instituciones elaboramos un protocolo conjunto para coordinar las actuaciones.  

P: ¿De qué manera se actúa?

R: Lo que se trata es de detectar a víctimas de sumisión química, sean hombres o mujeres, y que las denuncias salgan adelante. Para ello, lo primero que hacemos es establecer qué supuestos podemos encontrarnos: si la posible víctima de sumisión química tiene signos o no compatibles con una agresión sexual; si quiere o no denunciar; si está en disposición o no de contestar… Dependiendo de qué supuesto se trate, tenemos un protocolo de actuación definido.

Intentamos detectar a víctimas de sumisión química y que las denuncias salgan adelante

P: ¿Cómo actúan exactamente?

R: Lo primero que hacemos es realizar una exploración. Si en ella vemos que hay signos compatibles con una agresión sexual, tenemos la obligación de avisar a la Policía Nacional. Entonces se activa el protocolo de agresiones sexuales del hospital y la víctima es derivada a Ginecología, si se trata de una mujer, o al servicio que corresponda, si es un hombre. Cuando no hay lesiones compatibles con una agresión, si la víctima no quiere denunciar, no podemos hacer nada.

P: ¿A qué se refiere?

R: Prestamos asistencia sanitaria a la víctima, pero si no hay denuncia y no hay signos compatibles con una agresión sexual, no podemos avisar a la Policía. Sí podríamos tomarle muestras para saber si ha sido drogada y con qué sustancia, pero siempre bajo un consentimiento formal y firmado de que podemos hacerle esas pruebas. Lo que sí hacemos obligatoriamente es emitir un parte de lesiones al juzgado para que tenga conocimiento de que hemos atendido un posible caso de sumisión química. Luego, ellos deciden si abrir una investigación o no.

Si no hay denuncia y no hay signos compatibles con una agresión sexual, no podemos avisar a la Policía

P: ¿Y en el caso de que la víctima esté inconsciente?

R: En el caso de personas que no estén en condiciones de contestar por su estado o porque están en coma o inconscientes, la ley sí nos protege y nos permite hacerle a la víctima las pruebas de orina y de sangre y, también, avisar a la Policía.

P: ¿Cuántos casos de sospecha han detectado desde que se puso en marcha el protocolo?

R: En ocho meses, hemos atendido diez casos sospechosos solo en el Hospital Universitario de Ourense.

P: ¿Qué tipo de drogas se detectan?

R: Las drogas más habituales es la benzodiacepina, la ketamina y la escopolamina (burundanga), aunque esta última es difícil de conseguir. Son drogas inoloras, insípidas y que se metabolizan de forma muy rápida en el cuerpo. Por eso, para detectarlas, es necesario acudir de forma inmediata al hospital. Después de 12-14 horas es muy posible que ya no quede rastro de la sustancia en el cuerpo.     

P: ¿Con qué indicadores de sospecha trabajan?

R: Lo que provocan estas drogas es una amnesia anterógrada, de forma que pierdes totalmente el recuerdo desde que las tomas hasta que se metabolizan. Normalmente las sospechas se activan cuando una persona llega al hospital y te dice que se siente confusa o desinhibida después de tomar una copa o que se ha despertado junto a alguien sin recordar cómo llegó allí. También si llega con la ropa rasgada, con arañazos, heridas… O cuando te dice que ha estado de fiesta y de forma repentina ha sentido mareos, vértigos, alteraciones visuales o en el habla sin saber por qué.

P: ¿Para la toma de muestras también siguen un protocolo?

R: Efectivamente. Tenemos determinado cómo se deben recoger los tubos de sangre y cuántos. También cómo tienen que ir sellados y cómo se custodian. Se recogen dos tubos. Las muestras se envían al servicio de Análisis Clínico del hospital. Allí determinan si hay presencia de las drogas más habituales y para detectar las más difíciles (ketamina o escopolamina) se envían al IMELGA (Santiago) o al Instituto Nacional de Toxicología (Madrid).

P: ¿El protocolo contempla algún tipo de acompañamiento a la víctima?

R: Sí. También trabajamos coordinados con el servicio de Trabajo Social para darle un apoyo psicosocial a la persona y, si es necesario, hablar con la familia o con la Fiscalía de Menores, si se trata de un menor. Intentamos, además, que una persona de su confianza esté siempre con ella. Se recomienda que ese acompañamiento lo haga una persona de su mismo sexo.

P: Y del nuevo modelo de sumisión química por pinchazo, ¿cómo se preparan ante esto?

R: De momento, aquí no hemos detectado ningún caso. El protocolo cambia, pero no mucho. A la hora de recibir a posibles víctimas hay que hacer dos cosas que hasta ahora no hacíamos: una de ellas es la prueba del VIH (causante del SIDA) y otra es poner la inmunoglobulina antitetánica, contra el tétanos, porque no sabemos en qué condiciones estaba la aguja utilizada para inyectar la sustancia. Hecho eso, el resto del procedimiento es exactamente igual.

El método del pinchazo nos obliga a hacer prueba de VIH y a poner la inmunoglobulina antitetánica

P: ¿Cuál es el mayor problema de este nuevo método?

R: El problema de la inyección intramuscular es que afecta a la víctima de forma más rápida. La sustancia llega antes a la sangre que por vía oral (si te la echan en la copa). La ventaja es que el pinchazo se nota y tienes la posibilidad de alertar. Por eso, si te pinchan, avisa rápido a quien tengas al lado porque si te inyectan ketamina, en 10 minutos estás bajo el efecto de la droga.

P: ¿Cree que a partir de ahora serán frecuentes este tipo de agresiones?

R: No lo creo. A mí me parece que la situación no es tan sencilla para el delincuente como meter la droga en una copa. Hay que estar, al menos, más ‘entrenado’. Una inyección subcutánea, con una aguja finita, puedes inyectarla muy rápido, en segundos, pero si tienes práctica. Pegarle un pinchazo a una persona es agredirla y no pasa tan desapercibido.

P: ¿Cuál es el perfil del agresor por sumisión química?

R: Generalmente el agresor por sumisión química suele ser una persona del entorno de la víctima. No lo digo yo, lo dicen datos del Instituto Nacional de Toxicología. En un 70% los agresores son familiares, conocidos, exparejas, amigos o nuevas amistades de la víctima. No son personas desconocidas. En el caso de los pinchazos parece que cambia el rol y apunta más a delincuentes externos, que agreden a la víctima, al igual que lo harían con un cuchillo o con una navaja, con la intención de llevársela. 

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