Cómo las redes sociales pueden llegar a empujar a muchos famosos a parar para cuidar su salud mental: "Echaba mucho de menos estar en pijama"
Lo cuidado, lo estético, una imagen que no siempre coincide con la realidad y que, con el tiempo, puede provocar un auténtico colapso emocional
El tradicional plan que la reina Letizia siempre lleva a cabo en Navidades junto a su padre, Jesús Ortiz
Cada vez son más los rostros conocidos que deciden dar un paso a un lado para cuidar su salud mental y, además, hacerlo público. Una decisión que rompe tabúes y pone el foco en una realidad cada vez más extendida: el impacto de la sobreexposición mediática y de las redes sociales en la salud emocional.
Las redes multiplican la fama de forma incontrolable y esa exposición constante acaba pasando factura, desde fuera, esas vidas intensas y glamurosas parecen fáciles, casi perfectas, pero esa perfección es, muchas veces, solo un escaparate.
En redes sociales solo se muestra lo bonito, lo cuidado, lo estético, una imagen que no siempre coincide con la realidad y que, con el tiempo, puede provocar un auténtico colapso emocional. “He colapsado, necesito de verdad aislarme un poco de redes sociales”, confesaba hace unos días la deportista Carolina Marín.
“cuando proyectamos una figura que realmente no somos, cuando nos damos cuenta de qué figura estamos proyectando, se produce un choque”
Los expertos advierten del riesgo de esa desconexión entre imagen y realidad, el psicólogo sanitario Alejandro Galiani explica que un choque que puede derivar en ansiedad, agotamiento o necesidad de parar.
La propia Carolina Marín lo resumía con una imagen muy cotidiana: “Me habéis visto por ahí en las fotos con unos vestidazos, pero echaba mucho de menos estar en pijama”. Estar en casa, sin artificios y sin redes sociales, se convierte a veces en la mejor forma de sanar.
Escapar del ruido mediático, de los haters y del foco permanente es una necesidad compartida por otros artistas.
Un mensaje que se repite y que deja una reflexión final: la vida es lo que vivimos en directo, lejos de filtros y pantallas, con los nuestros. Quizá uno de los mejores propósitos de Año Nuevo sea, dejar un poco más las redes sociales.