Con 41 años y sin mandíbula: hablar, comer y respirar era un suplicio, pero encontró el amor

  • Joseph Williams, un hombre de 41 años de Chicago, nació sin mandíbula por una extraña condición: encontrar el amor le hizo creer en sí mismo

  • Fue dado en adopción tras nacer, sufrió acoso y siempre ha tenido dificultades para hablar, comer, beber y respirar, pero nunca tiró la toalla

  • Joseph conoció a su mujer en un trabajo a finales del 2019: ella pensó que era de una pandilla y que por eso había perdido la mandíbula

Joseph Williams, un hombre de 41 años de Chicago, Estados Unidos, nació con una condición extraordinariamente rara llamada síndrome otofacial, por lo que no tiene mandíbula. El soldador, que ha tenido desde niño dificultades para respirar, hablar, comer y beber, ha querido compartir su historia con el mundo y explicar cómo el amor le cambió la vida.

La gente "escapaba" de Joseph por miedo, pero el amor de su esposa lo cambió todo

Williams asegura que la gente "escapaba" de él por miedo. Tuvo que enfrentarse al acoso cuando era menor y adolescente, lo que le hizo pasar por momentos verdaderamente duros. No obstante, el encontrar el amor de su esposa Vania, de 39 años, en 2019, le dio la felicidad: se casó, tiene más autoestima y ahora solo piensa en viajar y socializar, según recoge 'Daily Mail'.

El hombre, que desconoce la causa del síndrome, se comunica a través de la lengua de signos, escribiendo notas y usando su teléfono. Además, para alimentarse, utiliza un tubo conectado a su estómago y solo ingiere comida licuada. Williams recuerda que su condición "fue un shock" para su madre biológica. "Yo era un gemelo, pero el otro bebé falleció antes de que nacieramos. Cuando tenía solo un par de días, me sometieron a múltiples cirugías", comenzó Joseph.

Una dura infancia: su familia biológica le dio en adopción

"Tuve un injerto de hueso y piel. Intentaron construirme la mandíbula, pero a medida que crecía, mi cuerpo lo rechazaba y no tuvo éxito. Me dieron en adopción, por lo que pude conocer entonces a mi familia adoptiva", añade Williams, que se enfrentó a situaciones muy complejas desde la infancia. Algo que demuestra sus valores de superación.

"Crecer así fue duro y nacer así me ha causado muchos problemas, pero he tratado de que no me afecte. No puedo comer, hablar o incluso respirar correctamente. Tengo un tubo en el estómago, nunca he probado comida, y tengo otro tubo en el cuello. Me enseñaron la lengua de signos cuando tenía dos años, para ayudarme a comunicarme. Aunque también escribo notas o uso mi teléfono", destaca.

Joseph Williams y su historia de superación: "Me di cuenta de que merecía más"

Joseph tuvo que hacer frente a personas que lo acosaban a lo largo de su vida. Asegura que a veces quería esconderse y llorar. Incluso consideró en algún momento quitarse la vida. Pero se recordó a sí mismo que hay una razón por la que nació de esta manera y que solo necesitaba mostrar a la gente quién era realmente. "Entiendo que soy diferente y que piensen que soy feo, que no me acepten, pero sigo siendo una persona que tiene corazón, sentimientos y cerebro. Debería ser tratado con respeto, como cualquier otra persona", apunta.

"Prefiero que la gente se acerque y me pregunte en lugar de que me miren o señalarme. Mientras crecía, todo el mundo me decía que no podía hacer esto o aquello, pero no quería que mi condición me detuviera. Las citas fueron difíciles, porque tenía muy baja autoestima y me sentía inútil. Pero cuando comencé a creer más en mí mismo y me di cuenta de que merecía más, terminé encontrando a mi esposa", añade al respecto.

Vania, la mujer de Joseph, pensó que era de una pandilla y que por eso perdió la mandíbula

Joseph conoció a su mujer en un trabajo a finales del 2019. "Nos pusimos a hablar y ella admitió que pensaba que era un miembro de una pandilla y que así fue como había perdido la mandíbula", explica el hombre. "Eramos amigos al principio, pero al final comenzamos a salir y nos enamoramos. Nos casamos en 2020. La gente nunca hubiera esperado que me casara y, honestamente, yo tampoco pensé que lo haría", sentencia.

Joseph ahora también disfruta de otra de sus pasiones, la música, "una forma de expresarse". Le encanta mezclar música y tocar la batería: "Mi sueño es ser DJ algún día. A veces puedo tener problemas para comunicarme, pero la música me ayuda", concluye. Una historia que deja claro la importancia de creer en uno mismo y de no dejarse influenciar ante las dificultades.