Kaitlyn, a sus 10 años, sobrevive a la matanza de Texas pero pierde a seis amigos: "Los extraño mucho"

La indignación y las protestas se suceden tras la matanza horrible llevada a cabo por Salvador Ramos en una escuela primaria de Uvalde, Texas. Ese clamor contra las armas en Estados Unidos coincide con la convención anual de la Asociación del Rifle. Ante las presiones para que no se celebre, han confirmado su ausencia el gobernador de Texas, Greg Abbott, y dos congresistas republicanos. Quien sí estará en esta cita en Houston es el expresidente del país Donald Trump.

Si hay un lugar en Uvalde donde compartir tanto dolor, donde las lágrimas encuentran algo de consuelo, es en la especie de santuario que han erigido. Éste se encuentra coronado con 21 cruces, una por cada uno de los fallecidos, la gran mayoría de origen latino.

A modo de altar para el recuerdo, van dejando flores y velas. Se despiden entre oraciones y rezan por todos esos pequeños que se fueron demasiado pronto.

La madre de Kaitlyn rompió a llorar cuando pudo abrazarla

Kaitlyn, de 10 años, ha perdido a seis amigos. "Eran muy buenas personas. Los extraño mucho", ha dicho. Ella sobrevivió, pero su madre nunca olvidará cuando al fin pudo abrazarla: "Ese momento, me descargué en lágrimas".

George enseña la foto de su nieto, Jose Flores, asesinado, para que nadie lo olvide. La nieta de María fue más afortunada, pero ella sigue sin encajar el golpe: "No tengo palabras". Muchos vecinos acuden con ramos hasta las puertas del colegio atacado. Una señora, visiblemente emocionada, afirma que "el mensaje que les puedo dar es que Diosito les dé consuelo".

Y allí, unidos por la tristeza, buscan fuerzas para seguir adelante.