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Ian Alejandro Rubey es un activista y profesor argentino que ha acaparado los titulares de los principales medios de comunicación de su país al ser uno de los primeros hombres trans en quedarse embarazado. Nada más hacerse público, su caso ha causado una gran revolución en las redes sociales donde muestra cómo avanza su embarazo de mellizos, enseña las ecografías que se realiza con gran ilusión e intenta enseñar a la sociedad las barreras a las que se enfrenta en su día a día solo por el hecho de ser un hombre transexual.
En pleno siglo XXI y en plena semana del Orgullo LGTBI en Madrid, casos como el de Ian Alejandro Rubey siguen llamando la atención y causando extrañeza y sorpresa entre la población. Por eso, el joven argentino de 31 años ha concedido una entrevista al medio de comunicación 'Infobae' para mostrar su realidad y así acercar un poco más al mundo LGTBI a todos aquellos que desconocen las trabas, los obstáculos y los impedimentos con los que tiene que luchar el colectivo en su día a día.
En la charla con el medio de comunicación, el activista argentino comenta que desde que fue pequeño notaba que sus gustos y su identidad de género no se correspondían con lo que la sociedad le imponía. Tras una adolescencia complicada en la que trataba de comprender qué le estaba pasando, Ian Alejandro Rubey estudió en la universidad su carrera. Fue allí donde conoció varias asociaciones y agrupaciones feministas con las que empezó a trabajar y dónde comenzó a entender qué le estaba sucediendo.
El ahora activista y profesor de secundaria comenzó a conocer a su nuevo grupo de amigos y a una de las parejas con la que ha compartido parte de su vida. Durante ese período de tiempo, el joven asegura que "muchas personas que no me conocían me leían como un varón". Sin embargo, Ian Alejandro Rubey se replanteó todo un día cuando escuchó en una charla con una de las amigas de su novia la pregunta que rompió con todos sus esquemas y con la que decidió comenzar su transición: "¿Seguro que te sientes mujer? ¿De verdad estás conforme con este género?".
Fue entonces cuando el joven argentino entendió que su identidad de género era la de un hombre y comenzó con su transición. Durante este proceso, Ian ha tenido que inyectarse durante varias semanas y meses sus dosis de testosterona para completar la transición.
A sus 31 años y estando soltero, el activista y profesor decidió comenzar una nueva aventura: Ian Alejandro Rubey quería ser padre y, además, ser él mismo el que se quedase embarazado. Por eso, el argentino comenzó a informarse en distintas clínicas de reproducción asistida para conocer qué tratamiento era el idóneo para él. El proceso de su embarazo se truncó cuando le pidieron una serie de requisitos burocráticos solo por su condición de ser un hombre transexual.
"Me pidieron un estudio psicológico completo. No sé bien por qué fue, si porque era un varón el que estaba buscando embarazarse o porque yo era una persona sola. Hasta ese momento mi obra social no admitía que personas que no estuvieran en pareja y que no tuvieran un problema de fertilidad accedieran a los tratamientos", comenta Ian Alejandro Rubey a 'Infobae'.
Fue entonces cuando sus abogados y sus psicólogos intervinieron y, tan solo un mes después, su equipo le comunicó que el proceso seguía adelante. Por suerte, en el primer intento consiguió quedarse embarazado de dos mellizos a los que llamará Manuel y Yanay.
Él mismo ha contado el 'shock' al que se tuvo que enfrentar en un primer momento cuando tomó la decisión de quedarse embarazado. "Yo estaba intentando apropiarme de mi identidad masculina y hacerla parte total y absoluta de mi vida, me estaba inyectando testosterona. No me cuadraba ni por casualidad que se podía ser hombre y estar embarazado, al contrario, sentía que iba a ir en desmedro de mi masculinidad", revela al medio de comunicación.
No obstante, Ian Alejandro Rubey ha continuado con la valentía que le caracteriza y no ha dejado ni un solo momento de perseguir su sueño de ser padre: "Estar embarazado no va en contra de mi masculinidad, ni siquiera con esta panza de ocho meses".
Ahora, el profesor de Biología que también trabaja en la Secretaría de Educación, Cultura y Deportes de la localidad argentina de Puerto Madryn se prepara para afrontar esta nueva aventura en la que ha tenido que pedir un permiso de maternidad en sus dos trabajos para cuidar, cuando dé a luz, a sus dos hijos recién nacidos.