La procesión desde la abadía de Westminster, el último acto de honor a Isabel II

La procesión desde la abadía de Westminster al arco de Wellington ha sido la mayor demostración de solemnidad, pompa y boato que ha realizado el Reino Unido en honor a Isabel II. El féretro ha entrado a la abadía aupado por miembros de la guardia real y, tras él, lo han hecho el resto de miembros del cortejo.

El heredero a la corona, el príncipe Guillermo, ha recorrido el camino hacia el altar al lado de su hijo mayor, Jorge, segundo en la línea de sucesión al trono.

La ceremonia ha estado cargada de otros símbolos a la vida de la reina

El deán de Westminster, David Hoyle, ha resaltado en el arranque de la misa el "duelo" pero también el "profundo agradecimiento" hacia Isabel II, en el lugar que, como ha recordado, ya vio casarse a la difunta monarca y, en 1953, ser coronada reina.

La ceremonia ha estado cargada de otros símbolos a la vida de la reina y se han coreado himnos que ya sonaron en algunos de sus momentos vitales más reseñables, como su boda con el príncipe Felipe --fallecido en 2021-- o su coronación.

La ceremonia ha concluido con dos minutos de silencio extensibles a todo el país. En pie, los 2.000 invitados han mostrado sus respetos hacia una figura que ha visto pasar a 15 primeros ministros por Downing Street y que está considerada un símbolo de las monarquías a nivel global.

El himno, rebautizado como 'Dios salve al Rey', y la música tocada por el gaitero de la reina han servido como colofón a un acto al que sigue un nuevo cortejo fúnebre, hasta el Arco de Wellington, de donde partirá el coche que traslade los restos de Isabel II hasta el castillo de Windsor. Los restos de la difunta reina reposarán en la capilla de San Jorge.

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