La subida del nivel del agua hasta los 5 metros en Jerson y hasta los 12 en Nova Karjovka durará entre 3 y 10 días

Las secuelas de la destrucción de la presa de Nova Karjovka se suceden. Pueblos anegados, gente que lo ha perdido todo. No es una guerra que se libra solo en el frente. Sumergidos en una nueva desgracia, Jerson se está ahogando. Hay con la ciudad más de 42.000 civiles pendientes en ambas riberas de una evacuación que no llega.

Lograr agua potable es una odisea en medio de la inundaciones. Solo con un dron le pueden dar agua a una mujer atrapada en su casa. El coraje ucraniano no lo alivia todo aunque sobren manos y no falten brazos que auxilien. Duele recorrer en barca lo que antes eran las calles que llevaban a sus viviendas de las que solo asoman los tejados.

La subida del nivel del agua hasta los 5 metros en Jersón y hasta los 12 en Nova Karjovka durará entre 3 y 10 días. Más de 3.000 viviendas han sucumbido ya a la destrucción de la presa. Estamos ante una inundación deliberada. Remar contra el desastre, ponerse todos a salvo es casi peor que vivir bajo las bombas.

La Fiscalía de Ucrania recurre al TPI por la destrucción de la presa de Kajkova

El fiscal general de Ucrania, Andrii Kostin, ha recurrido este miércoles al Tribunal Penal Internacional (TPI) en relación con la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajkova, un acto que ha sido tildado por los socios europeos de Ucrania como un "crimen de guerra".

"La Fiscalía ha presentado los documentos relevantes ante la oficina del fiscal del TPI", ha aseverado el asesor del fiscal, Maxim Popov, en declaraciones al canal oficial de la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano.

El presidente del país, Volodimir Zelenski, anunció el martes que Kiev presentaría una demanda ante el TPI contra Moscú precisamente por la destrucción de la presa y ha alertado de que el incidente supone un "ecocidio".

El Derecho Internacional contempla una especial protección para infraestructuras hidrológicas como presas, tanto por su especial relevancia para suministros básicos como por el riesgo que su destrucción puede suponer para zonas aledañas. Destruirlas, por tanto, puede constituir un crimen de guerra.

El Derecho Internacional Humanitario consuetudinario incluye este tipo de enclaves dentro de las "obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas" y para las que se reclama "especial" vigilancia. Al igual que podría ocurrir con las centrales nucleares, se teme que cualquier ataque pueda suponer un riesgo para la población.