Pietro Orlandi, hermano de la adolescente desaparecida en el Vaticano hace 40 años: "El tabú de Emanuela ha caído"
El papa ha querido mostrar su cercanía a la familia Orlandi durante el rezo del Ángelus de este domingo, "sobre todo a la madre y asegurarle mi oración"
Esta semana, tras 40 años, el Vaticano ha entregado a la fiscalía romana “todas las pruebas disponibles en las estructuras de la Santa Sede”
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Barcelona"En estos días se cumplen 40 años de la desaparición de Emanuela Orlandi. Deseo aprovechar esta circunstancia para expresar una vez más mi cercanía a sus familiares, sobre todo a la madre y asegurarle mi oración", ha rezado el papa Francisco durante el Ángelus de este domingo.
Entre los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, se encontraban algunos familiares de la joven, como su hermano Pietro Orlandi, invitados por la Santa Sede a asistir "con camisetas y pancartas temáticas".
Orlandi encabezó una manifestación el pasado día 22, cuarenta aniversario de la desaparición de su hermana, que ha concluido precisamente hoy con la llegada al Vaticano, donde ha comentado que "el tabú de Emanuela Orlandi por fin ha caído", se ha mostrado contento de que el papa se haya acordado de la joven desaparecida y ha asegurado que "el hecho de rezar es un signo de esperanza para llegar a la verdad".
"Ha sido una señal positiva, no me lo esperaba, creo que es un buen paso adelante", ha dicho a los medios de comunicación el hermano de la desaparecida.
Nuevas investigaciones en el Vaticano
Esta semana se han cumplido 40 años de la desaparición de Emanuela Orlandi, ciudadana vaticana que desapareció a los 15 años de edad. Hija de un funcionario del Palacio Apostólico, desapareció el miércoles 22 de junio de 1983, tras salir de su clase de flauta cerca de la plaza Navona de Roma, alrededor de las siete y media de la tarde, cuando fue vista por última vez, por una amiga de clase con la que se despidieron en la parada del autobús.
Tan solo unos días más tarde, el papa Juan Pablo II haría su primera mención al caso. Durante el Ángelus del 3 de julio de 1983 insinuó que se trataba de un secuestro y mostraba su "esperanza en el sentido de humanidad de los responsables de este caso".
Desde entonces, la investigación ha dado muchas vueltas, aunque hasta el momento todas ellas han terminado en calles sin salida. Se ha trabajado con la hipótesis de que fuera un secuestro con motivos de explotación sexual, político y religioso, que la mafia estuviese involucrada, que la hubieran llevado a Londres e, incluso se han llegado a abrir tumbas para averiguar si el cuerpo de la desaparecida estuviese en el interior.