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Un ex alto mando militar israelí ha definido el día de hoy como "el primer día del Nuevo Medio Oriente", lo que ilustra hasta qué punto los misiles de anoche han puesto las cosas inciertas y difíciles en una de las regiones más inestables del planeta.
La guerra silenciosa que enfrenta a Irán e Israel desde 1979, con la llegada al poder iraní del ayatolá Jomeini, ha traspasado una nueva frontera, la del choque directo, y ha abierto la gran incógnita de hasta dónde llegará la escalada de violencia.
Este domingo Irán celebra en las calles un ataque que da por cerrado, y sugiere que era la repuesta a la que se había comprometido con su gente por el ataque israelí contra uno de sus generales en Damasco.
Mientras, Israel mantiene por el momento una inquietante pasividad. El único movimiento bélico tras los drones ha sido una incursión contra Hezbolá en Líbano. Netanyahu ya avisado, en todo caso, que sus tropas están preparadas para la defensa y para el ataque.
La lluvia de drones provocó el cierre de los espacios aéreos de Jordania, Líbano e Irak, un inmediato llamamiento a la moderación del Gobierno Egipcio o colas en las gasolineras libanesas por miedo a lo peor. Síntomas de convulsión en ese Oriente Medio que ha saltado a una nueva y peligrosa pantalla.
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