La monja Geneviève Jeanningros, amiga íntima del papa Francisco, se salta todos los protocolos en la capilla ardiente

La historia de Sor Geneviève, la amiga del papa Francisco, que no se ha movido del féretro del Pontífice.
La historia de Sor Geneviève, la amiga del papa Francisco, que no se ha movido del féretro del Pontífice.Informativos Telecinco
  • Geneviève Jeanningros, la monja que se ha saltado todos los protocolos en la capilla ardiente del papa Francisco: era su amiga íntima

  • Sor Geneviève llevó al papa al circo y encontró en Francisco a un aliado en sus luchas por una Iglesia más inclusiva

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Entre cardenales, obispos y autoridades eclesiásticas que desfilaban con precisión milimétrica para despedirse del papa Francisco, una imagen distinta ha acaparado las miradas dentro de la Basílica de San Pedro: una monja con una mochila verde colgada al hombro que no se movió del lado del féretro del papa Francisco durante toda la ceremonia. Rezaba. Lloraba. Y no hizo falta que dijera una palabra para que su presencia se hiciera inolvidable.

Se trata de Sor Geneviève, una religiosa francesa que se convirtió en amiga cercana del papa Francisco, a quien el Pontífice solía llamar 'l’enfant terrible'. Mientras los representantes del clero se acercaban al féretro en grupos de cuatro y durante apenas unos segundos, ella permaneció en pie, inmóvil, en un acto que nadie se atrevió a interrumpir.

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Una vida sin convencionalismos

Sor Geneviève no es una monja común. Vive en una caravana, se dedica a ayudar a personas que trabajan en circos y comunidades itinerantes, y durante años llevó a grupos de homosexuales y transexuales a encontrarse con el papa en las audiencias de los miércoles. Su misión ha sido siempre la de acompañar a los marginados, aquellos que muchas veces la Iglesia ha dejado al margen.

Fue ella quien llevó al papa al circo, y quien encontró en Francisco a un aliado en sus luchas por una Iglesia más inclusiva y cercana a los olvidados. Su historia parece salida de una novela: es sobrina de Leonie Duquet, la monja francesa asesinada por los escuadrones de la muerte durante la dictadura argentina, hecho que propició su primer encuentro con Jorge Mario Bergoglio, cuando aún no era Pontífice. Fue ella quien le pidió justicia.

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Hoy, mientras el Vaticano se envolvía en la solemnidad del protocolo, Sor Geneviève se saltó todas las reglas. Se colocó junto al féretro como si fuera su sitio natural, y lo fue. Nadie la movió. Porque en medio de los discursos y silencios formales, su llanto sincero, su mochila verde y su oración continua dijeron más que cualquier homilía.

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