Quiénes son los sediarios pontificios, encargados de trasladar los restos del papa Francisco hasta su entierro

Los sediarios pontificios trasladan a hombros el féretro del papa Francisco. EP
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Los restos mortales del papa Francisco, fallecido el pasado lunes a los 88 años, tras el funeral celebrado este sábado en la Plaza de San Pedro, ya se encuentran en la Basílica de Santa María la Mayor, el sitio de Roma donde él quiso descansar en paz. Allí, en la escalinata, le esperaban un grupo de personas sin recursos.

Según ha dado a conocer la Santa Sede, la tumba de Jorge Mario Bergoglio, realizada con mármol de Liguria, es sencilla, está en el suelo y cuenta con una reproducción de su crucifijo pectoral. También se puede ver su nombre como pontífice en latín: Franciscus.

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Una vez realizado el traslado en papamóvil desde el Vaticano hasta una de las cuatro basílicas papables de la capital italiana, el féretro de Francisco ha sido recibido por los sediarios pontificios, que lo han llevado a hombros hasta el interior del templo.

¿Quiénes son los sediarios pontificios?

Los sediarios pontificios, creyentes y elegidos por el propio papa, son un cuerpo protocolario del Vaticano formado por laicos romanos. En el pasado, eran los encargados de llevar la sedia gestatoria, una silla con la que trasladaban a los papas, como si de una imagen de Semana Santa se tratase, durante las ceremonias de gran solemnidad. Esta práctica finalizó con Juan Pablo I en el año 1978 puesto que Juan Pablo II ya utilizó el papamóvil.

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Hoy en día, vestidos con chaquetas negras largas, camisa, corbata de lazo y guantes blancos, los sediarios han sido relegados a participar en los funerales papales para llevar a hombros el ataúd del obispo de Roma desde el altar hasta su lugar de sepultura, siempre de una manera compasada y solemne.

Se trata de un oficio muy antiguo en la Santa Sede. De hecho, desde el siglo XIV se tiene constancia del mismo. Los sediarios pertenecían a familias tradicionales romanas y su función estaba más vinculada a la dignidad y al prestigio que con una vocación religiosa.

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Destacar que su servicio es de carácter vitalicio y que su dedicación tiene que estar marcada por la absoluta discreción, el espíritu de servicio y la proximidad tanto al sumo pontífice como a las personas que lo visitan.

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