El cónclave se blinda digitalmente: el Vaticano desconecta la red móvil para evitar el uso de teléfonos
Han colocado placas antidrones en las ventanas de la Capilla y de la residencia donde descansan los cardenales evitar intromisiones o hackeos
Más de 160 cámaras vigilan la ciudad del Vaticano y se han desplegado cientos de agentes fuertemente armados para garantizar un cónclave seguro y sin interrupciones
El juramento de confidencialidad que el personal del Vaticano, laico y eclesiástico, ha hecho para guardar secreto ante la elección del nuevo papa
El cónclave para elegir al nuevo papa está bajo el más estricto secretismo y con rigurosas medidas de seguridad para evitar que entre o salga cualquier información. El Vaticano desactivará la red móvil en todo el Estado convirtiendo la Capilla Sixtina en un búnker, donde permanecerán encerrados los 133 cardenales electores, que "guiados por el Espíritu Santo" y aislados del mundo, elegirán al pontífice, próximo guía espiritual de la Iglesia Católica. Los móviles, sin embargo, seguirán funcionando en la Plaza de San Pedro.
Más de 160 cámaras vigilan la ciudad del Vaticano y se han desplegado cientos de agentes fuertemente armados. Todo para garantizar un cónclave seguro sin intromisiones ni fuga de información por ninguna vía. Se desactivará la red de servicio móvil en todo el estado vaticano, pero esta restricción no afectará a los turistas que desde la Plaza podrán seguir comunicándose, pendiente de las señales que se envíen a través del humo de la chimenea.
El personal asistente, que acompañará a los cardenales han tenido que firmar un contrato de confidencialidad y cualquier filtración será penalizada; en las ventanas se han instalado películas que evitan el uso de drones, inhibidores de frecuencia.
Los esfuerzo en mantener supervisadas y protegidas las comunicaciones vaticanas son pocos para evitar que los hackers hagan de las suyas y puedan acceder a cualquier dato que tenga que ver con la ceremonia de elección del nuevo papa.
La Capilla Sixtina desde este miércoles permanecerá cerrada y vigilada por la Guardia Suiza mientras los cardenales, en su interior, debaten y votan. Será el cardenal indio George Jacob Koovakad, el último de la Orden de los Diáconos que abrirá y cerrará con llave sus portones cuando se requiera.
El ‘Habemus papam’, tras la fumata blanca
Solo después de los debates y las votaciones necesarias será la fumata blanca la que desencadena el anuncio público de 'Habemus papam'. El cardenal protodiácono será el encargado de anunciar al mundo que el cónclave ya ha elegido un nuevo papa, justo después de que los propios cardenales lo hagan con el humo de sus votos quemados en una estufa dentro de la Capilla Sixtina.
En esta ocasión, la voz que dará la vuelta al planeta será del francés Dominique Mamberti y eso podrá durar horas o días.
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