Moscú y Tiflis irreconciliables mientras los separatistas buscan su reconocimiento

AGENCIA EFE 08/08/2010 11:40

En el segundo aniversario de la contienda, primera incursión militar rusa en territorio de un país vecino, Moscú y Tiflis dejaron claro que sus posturas no han cambiado un ápice y siguen tan intransigentes como hace dos años.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, visitó hoy Abjasia, donde insistió que la invasión del vecino país fue en respuesta al ataque del Ejército georgiano a la segunda región separatista, Osetia del Sur, que podría extenderse a Abjasia.

"Estaba amenazada la existencia misma de los pueblos de Osetia del Sur y Abjasia", dijo el jefe del Kremlin, convencido de que la incursión militar permitió "evitar un baño de sangre", según la agencia RIA-Nóvosti.

Medvédev aseguró que Rusia, que tras aquella guerra reconoció la independencia de ambos entes georgianos, estableció relaciones diplomáticas e instaló bases militares en sus territorios, mantendrá invariable su ayuda política, económica y militar.

El presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, se dirigió a su vez a la nación con un mensaje televisivo en el que señaló que el país caucásico jamás se resignará a la ocupación de sus territorios.

"Nuestra lucha continuará hasta que el último ocupante abandone la tierra georgiana y se haga justicia para centenares de miles de nuestros ciudadanos que perdieron sus casas", declaró.

Saakashvili subrayó que "la agresión contra Georgia no comenzó en 2008, sino mucho antes, y continúa hasta el día de hoy", en alusión a la ayuda militar rusa a ambas regiones separatistas durante sus guerras de secesión, a comienzos de la década de 1990.

En la capital abjasa, Sujumi, el jefe del Kremlin visitó una base militar rusa, donde dijo a los soldados que su misión consiste en "no permitir que las fuerzas extremistas siembren el odio y derramen la sangre", y garantizar "que nadie meta la nariz" en Abjasia.

Medvédev paseó por la ciudad, situada a orillas del mar Negro, y departió con turistas rusos y habitantes abjasos, a los aseguró que no se arrepienta de haber reconocido a ambas regiones georgianas como Estados independientes.

"En caso contrario, no estaríamos aquí tomando café", dijo Medvédev, para quien "Moscú y Tiflis no tendrán relaciones normales mientras siga en el poder la actual dirección georgiana", en alusión a Saakashvili.

En Tiflis, el jefe del Parlamento, David Bakradze, declaró que "la mejor respuesta a la agresión es el desarrollo de Georgia", que en dos años ha aplicado cruciales reformas económicas y democráticas ha restablecido con creces su potencial militar de la preguerra.

Al tiempo, Bakradze se mostró seguro de que Georgia recuperará algún día su integridad territorial gracias a su nueva estrategia, que da prioridad a instrumentos económicos y humanitarios para la cooperación y reintegración de Abjasia y Osetia del Sur.

Pero los líderes separatistas abjaso, Serguéi Bagapsh, y suroseta, Eduard Kokoiti, descartan que sus territorios acepten cualquier forma de reunificación con Georgia.

"Las relaciones con Georgia solo pueden ser las de dos Estados independientes, y solo cuando Tiflis reconozca nuestra independencia", aseguró el dirigente de Abjasia, que busca convertirse en miembro en la comunidad postsoviética, a diferencia de Osetia del Sur, que deja ver su deseo de integrarse en Rusia.

También Kokoiti sentenció que "con Georgia no puede haber ninguna unión, ni federación ni confederación".

Ambas regiones georgianas se mostraron alentadas por la reciente decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya de legitimar la independencia de Kosovo, al opinar que refrenda el mismo derecho para ellas.

"El veredicto (...) confirma una vez más el derecho de Abjasia y Osetia del Sur a la autodeterminación", indicó Bagapsh, convencido de que ambas regiones georgianas tienen "más argumentos históricos y jurídicos para independizarse que Kosovo".

Conscientes de que Kosovo es reconocido por 69 países, mientras que Abjasia y Osetia sólo por Rusia, Nicaragua, Venezuela y Nauru, ambas regiones enviaron en los últimos meses varias delegaciones a América Latina con la esperanza de que otros países, como Cuba, Bolivia o Ecuador, reconozcan su independencia.

"Espero que Osetia del Sur sea pronto reconocida por toda una serie de países de América Latina, África y del mundo árabe", manifestó Kokoiti.

Rusia, aunque consciente de que este paso no lo darán los países de Occidente y de que la solución del conflicto tardará años, parece satisfecha con el resultado, pues supo defender sus intereses en la zona y puede no temer una nueva guerra.

Según el politólogo Alexéi Makarkin, "Rusia demostró que puede actuar, y triunfó. Tácitamente, todos admiten que no habrá marcha atrás y que Georgia ha perdido para siempre Abjasia y Osetia del Sur, que ahora albergan bases rusas".