El avión de la aerolínea Aeroflot, que se incendió con 73 pasajeros y 5 tripulantes a bordo, despegó de Sheremetievo con destino Múrmansk, en el noroeste de Rusia, pero tuvo que regresar al mismo aeropuerto 28 minutos después.
Los investigadores barajan como causas del accidente las "condiciones climáticas adversas" o a un posible "mal funcionamiento del avión". Sin embargo, tampoco descartan una "falta de capacitación de los pilotos, controladores aéreos e inspectores" de la aeronave, según ha informado una portavoz del Comité de Investigación de Rusia, Svetlana Petrenko.
Los servicios de emergencia han localizado las dos cajas negras, que permitirán aclarar lo ocurrido. Algunos testigos del accidente, pasajeros que viajaban en el avión ruso, han contado que un rayo impactó contra el aparato provocando el incendio.
El Superjet 100 aterrizó después de un primer intento sin éxito, con los depósitos de gasolina llenos y las llamas devorando su parte trasera. Los pilotos descartaron verter el combustible sobre Moscú al considerar que podría ser peligrosos. De las 78 personas a bordo han sobrevivido 37 y uno de los nueve heridos, una mujer de 51 años se encuentra en estado grave.
El Comité de Investigación baraja como posibles causas las malas condiciones meteorológicas, fallos técnicos y errores humanos, a la espera por tanto de que se conozcan más datos, probablemente aportados por las cajas negras.
Las autoridades rusas, por su parte, han abierto ya una investigación penal por incumplimiento de la normativa de seguridad con consecuencia de muerte, mientras que la compañía aérea Aeroflot también será sometida a una inspección extraordinaria, según ha informado la agencia de noticias Itar-Tass.