El copiloto se vio obligado a expulsar al piloto de la cabina cuando, en pleno vuelo, el responsable del vuelo de JetBlue con destino a Las Vegas comenzó a gritar a los pasajeros que rezasen porque había una bomba en el avión.
Los pasajeros, lejos de contagiarse del pánico del piloto, mantuvieron la calma y lograron reducirle cuando intentaba volver a tomar el control de la nave. Una vez controlado, una azafata solicitó por la megafonía del avión la colaboración de todos e informó de la situación.
Por suerte, a bordo de la aeronave viajaba otro piloto que se hizo cargo de la tripulación y llevó el avión hasta el aeropuerto de Texas, donde aterrizó de emergencia para que la policía y los servicios de emergencia pudiesen hacerse cargo del hombre, que terminó internado.