Desentierran a un hombre que llevaba nueve días muerto tras oírle gritar

Informativos Telecinco 19/04/2019 14:24

Fidel murió en el hospital de Ipiales, en Colombia, tras perder mucha sangre. Había ingresado con dificultades pulmonares y un estado delicado de salud, pero su familia no esperaba que falleciese.

De hecho, su mujer, María Gladys Marín, tuvo que ser ingresada por una crisis nerviosa ya que pensaba que aún seguía vivo, según publica 'El Tiempo'. "Voy a esperar a que llegue, porque él va a llegar", decía.

El martes 16 de abril, nueve días después de fallecer, varios vecinos aseguraron escuchar gritos procedentes de la bóveda donde estaba enterrado en el cementerio de Llorente, en Tumaco, por lo que decidieron desenterrarle y llevarle al centro de salud.

Tras examinarle, no hallaron en Fidel Pantoja signos vitales. No obstante, ante la insistencia de los vecinos, que creían que el hombre había resucitado, le derivaron al hospital San Andrés, donde volvieron a certificar su muerte.

Ante lo ocurrido, se le va a realizar la necropsia para determinar las causas de la muerte y poder confirmar lo asegurado por los vecinos.

Necropsia y autopsia, sinónimos pero con matices

La autopsia y la necropsia son utilizados como sinónimos, puesto que ambas se basan en el estudio de los cadáveres. No obstante, la necropsia es más utilizada en el área criminalística, debido a que esta práctica se centra en el lugar de los hechos y en todo lo que concierne tanto a los indicios como a las herramientas que se usaron para realizar el asesinato.

No es el primer cadáver que 'resucita'

Rosangela Almeida fue enterrada viva el pasado 2018 y, por ello, varios testigos aseguraron que se oían gritos cerca de su tumba. Once días después de su funeral y tras las sospechas de que la mujer en cuestión seguía con vida se decidió exhumar el cuerpo. Los signos en el interior del ataúd apuntaban a la veracidad de estas alertas: uñas clavadas, manos heridas, arañazos en manos y frente y restos de sangre.

Según aseguraron los familiares de Rosangela, al abrir el ataúd el cadáver aún estaba tibio, lo que reafirma aún más la teoría de que estuvo viva varios días antes de morir, exactamente durante once días.

Los médicos del Hospital do Oeste habían certificado su muerte después de que la mujer, de 66 años de edad, sufriera los paros cardiacos que habían desencadenado en un shock séptico.

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