Irán abre su primer mega supermercado en Venezuela y desafía a EEUU
Megasis es el primer supermercado iraní en Latinoamérica
El dueño, Issa Rezaie dirige un conglomerado de 700 supermercados en Irán
Los precios están en dólares y los empleados tienen su sueldo en dólares
La nueva sensación en Caracas es un supermercado iraní que se llama Megasis y que es una ostentación de “sí se puede” o “sí podemos a pesar de” que Irán y Venezuela, dos países sancionados por EEUU, hacen como un movimiento de provocación en el tablero de la disputa geopolítica permanente que mantienen con la administración estadounidense.
Megasis, que es el primer supermercado iraní no solo de Venezuela sino de todo el continente latinoamericano, acaba de abrir sus puertas en un espacio gigantesco de 20.000 metros cuadrados en una zona de clase media alta conocida como Terrazas del Ávila, al este de la capital. Su buena ubicación, contrasta, sin embargo, con los alrededores de la burbuja en la que se encuentra. En cuanto se sale de la urbanización donde despliega sus metros de espacio la rodea Petare, uno de los “barrios” (como se conoce en Venezuela a las zonas populares; sería el símil de favela o villa miseria) más grandes y peligrosos de la ciudad. Al supermercado los curiosos no vienen a pie.
Megasis es parte de un conglomerado famoso en Irán que posé más de 700 establecimientos en el país persa y el día de su inauguración, el pasado 29 de julio, el empresario iraní Issa Rezaie, que también ostenta el cargo de viceministro de Industria de este país, aseguró ante las preguntas de porqué y para qué un supermercado como este en la capital venezolana ahora que su “objetivo principal es comercial”.
Sin embargo, hay quien ve algunos otros intereses en la apertura de este local. El diario estadounidense The Wall Street Journal, por ejemplo, publicó recientemente que Rezaie dirige empresas de la denominada Guardia Revolucionaria Iraní, calificada por EEUU como una organización terrorista.
Tras la expropiación de los supermercados "Exito"
El mega espacio donde se ubica Megasis perteneció originalmente a la cadena de hipermercados de origen franco-colombiano Éxito, que todavía muchos venezolanos recuerdan con nostalgia. Hugo Chávez lo expropió en 2010 y lo convirtió en un Abastos Bicentenario, un supermercado de índole socialista donde se preveía que se vendieran productos a precios regulados y accesibles para el pueblo. Pero este establecimiento cerró en 2019 dejando en la calle a 200 trabajadores y se convirtió en una Tienda CLAP, también concebida, en teoría, para vender alimentos a buenos precios.
En la realidad, estas tiendas de alimentos CLAP, que a día de hoy han desaparecido prácticamente en su totalidad (la que dio paso a Megasis cerró en enero de este año), están altamente cuestionadas por pertenecer a la empresa Salva Foods 2015, del empresario Carlos Lizcano, relacionado con Alex Saab, el testaferro de Nicolás Maduro y actualmente detenido en Cabo Verde por capitanear una trama de corrupción y contratos con sobreprecios precisamente con estos alimentos subsidiados que el gobierno de Maduro vende a millones de familias con escasos recursos en el país. EEUU, que ha solicitado a Cabo Verde la extradición de Saab (y que el gobierno de Cabo Verde acaba de aprobar), considera a este personaje una pieza clave para sacar a la luz los grandes secretos financieros y de corrupción del gobierno chavista.
Un "hiper" para "pasear y salir durante la cuarentena"
Con este contexto nace un supermercado en una Caracas en pandemia que los primeros días de su apertura vio como cientos de venezolanos, siempre curiosos ante las novedades que ofrece el consumo, desafiaron la cuarentena para hacer cola en la entrada.
“No venimos a comprar, porque no podemos gastar más de lo previsto, venimos a curiosear, no más”, dice en la entrada de Megasis, Argelis, una venezolana de 42 años que ha venido con toda su familia “a pasar la mañana y que las niñas se entretengan un poco porque esta cuarentena ya nos tiene locos a todos”, sostiene.
La familia de Argelis al completo, así como el resto de los curiosos que hacen cola para entrar, tiene que pasar los protocolos estrictos de bioseguridad sanitaria. Gel antibacterial en la entrada y paso desinfectante por una cabina de agua con jabón presurizada.
Después, alguien avisa de que dentro del establecimiento no se pueden hacer fotos ni grabar vídeos con el móvil, algo que por supuesto, nadie cumple. De qué sirve estar en un sitio y participar de la novedad exótica de la ciudad si no lo puedes enseñar en tus redes.
El interior de Megasis, de techos altísimos y con ochos pasillos enormes donde se pueden observar todo tipo de productos, cuenta con fotografías de paisajes venezolanos e iraníes y banderas de ambos países colgadas por todo el local.
El 70% de los productos son iraníes
De todos los productos que ofrece el supermercado, en torno al 20% son productos locales venezolanos y el resto son productos iraníes que llegaron en el buque Golsan el pasado 21 de junio, uno de los cinco barcos que llegaron a las costas venezolanas procedentes de irán cargados con combustible, alimentos y reactivos químicos para poner en marcha las refinerías del país sudamericano, paralizadas por la corrupción intrínseca de la industria petrolera de Venezuela y el bloqueo estadounidense.
En aquel momento, la Embajada de Irán en Venezuela lanzó un comunicado donde decía que esos alimentos eran “para inaugurar el primer supermercado iraní en el país, otro éxito de las relaciones amistosas y fraternales entre dos países”.
Los curiosos dan por satisfecha su visita cuando descubren excentricidades para la cultura y costumbres caribeñas como la mermelada de zanahoria, la crema de canela con dátiles, el champú de ajo, cuadernos con estampados de colores y pensados para escribir de derecha a izquierda y no al revés.
También hay una sección dedicada a la venta de ropa para mujer y niñas con un estilo propio de los dictámenes religiosos del ayatolá y poco apropiados para una mujer, la venezolana, que, por el clima y su idiosincrasia, está acostumbrada a lucir otro tipo de vestimenta más ligera.
Justo al lado de la sección moda, hay un módulo de venta de alfombras y mantas persas con tejidos propios de la cultura iraní (las mantas un tanto gruesas para el clima caribeño); y toda una variedad de productos comunes pero provenientes del país aliado: pastas, arroces, tomate enlatado, productos de limpieza del hogar y una variedad asombrosa de chocolates, así como refrescos tipo malta con todos los sabores de frutas y colores de la paleta del arcoíris; y en mitad de todo eso asoman paquetes de botellas de Pepsi con ingredientes escritos en farsi. El supermercado no vende, eso sí, ni una gota de alcohol, cuyo consumo está prohibido por ley en el régimen del líder supremo.
El carrito de la compra de Darwin y Rosángela está lleno de esos productos normales, comunes, pero de marcas iraníes, a pesar de que también se encuentra la tradicional variedad venezolana en las estanterías del Megasis. ¿Por qué han elegido la opción iraní? “Vamos a probarla porque el precio es más o menos el mismo que el de las marcas venezolanas y queremos saber si es más sabroso”, sostiene la pareja. También han pasado por la carnicería donde, si bien es cierto que el suministro es nacional, han encontrado una variedad de carnes que no es habitual ver en cualquier supermercado del país. Han cogido una bandeja de panza de vaca, y otra de corazón y rabo.
Explican que también había lengua y lagarto con hueso; y que del pollo puedes comprar hasta las patas “para dar sabor a la sopa”. Junto a la carnicería, hay un espacio grande dedicado a la pescadería y la venta de hortalizas y frutas, todas connacionales procedentes en su mayoría de los estados del sur del país, fronterizos con Colombia.
Al lado de las mantas de estampados exóticos, venden neumáticos para coches a un precio competitivo, entre 25 y 50 dólares la unidad, mismo precio que en otros establecimientos especializados.
Precios "competitivos" en dólares
Todos los precios de Megasis están en dólares y todos son más o menos iguales que en el resto de supermercados de la ciudad. No hay una gran diferencia de precio, tampoco para los productos locales clásicos de la cesta de la compra venezolana como la tradicional Harina Pan, la marca más vendida de harina de maíz precocida que se usa para hacer las tradicionales arepas que los venezolanos suelen comer para el desayuno o la cena. En el Megasis, este producto está a un dólar, igual que en cualquier ultramarinos. Lo mismo ocurre con el arroz Mary, la avena Avelina o la leche de la empresa Lácteos Los Andes. Eso sí, en las etiquetas del establecimiento iraní, el precio solo aparece en la divisa estadounidense, no hay equivalente en bolívares, la moneda nacional.
Los trabajadores del supermercado también cobran en dólares, entre 30 y 50 al mes, bastante más que los menos de 4 dólares mensuales que cobran millones de asalariados venezolanos; porque esa es la cifra legal del salario mínimo y lo que gana en la actualidad, por ejemplo, un médico neurocirujano que está trabajando en un área de pacientes de COVID-19 en alguno de los hospitales públicos de Caracas al borde del colapso.