John Newman: un santo inglés en tiempos del Brexit

  • El Papa Francisco canoniza este domingo a un sacerdote y escritor del siglo XIX, el primer británico en más de cuatro décadas

  • La delegación del Reino Unido en la Plaza de San Pedro está encabezada por el Príncipe Carlos

  • Este anglicano, que se convirtió al catolicismo a los 44 años, inspiró el movimiento anti nazi “Rosa Blanca”

John Newman es el primer santo británico desde 1976. Este sacerdote, teólogo, novelista, historiador y poeta es una de las personalidades más influyentes del siglo XIX en el Reino Unido. Un hombre polémico en su época que, con 44 años, dejó la Iglesia de Inglaterra y se convirtió al catolicismo “Tomó una decisión radical y lo perdió todo: su prestigio, su trabajo en la Universidad de Oxford, donde había estudiado y en la que era profesor”, explica el arzobispo de Westminster, Vincent Nichols.

La Embajadora del Reino Unido en el Vaticano, Sally Axworthy, asegura que “es un momento muy significativo para nosotros. En España o Italia estáis acostumbrados a que se proclamen muchos santos pero esto no nos ha pasado en 43 años”. Y es por eso que, como la Reina Isabel II a sus 93 años ya no viaja, será el Príncipe Carlos el que encabece la delegación británica que asiste este domingo a la ceremonia de canonización que preside el Papa Francisco en la plaza de San Pedro.

Un erudito entregado a su comunidad

Allí estará también Mohammed Azim, el alcalde musulmán de Birmingham, la ciudad en la que Newman vivió los últimos cuarenta años de su vida y en la que fue sacerdote de dos parroquias. Por aquel entonces vivían allí muchos católicos irlandeses que habían salido de su país buscando una vida mejor. Este sacerdote londinense visitaba a los enfermos y se preocupaba por las condiciones laborales de los trabajadores. El último año de su vida caminó hasta la fábrica del famoso chocolate Cadbury para reclamar a sus dueños que tratasen bien a sus empleados.

“Podía ser amigo del primer ministro y de quien pedía limosna”, destaca Jack Valero, coordinador del departamento de Comunicación del Comité de la Canonización de Newman. Prueba de ello es que el día de su entierro se congregaron decenas de miles de personas para despedirse de él ocuparon los 10 kilómetros que separaban Birmingham del cementerio de la localidad de Rednal, donde fue enterrado. “No habían leído ni una línea de sus libros ni recibido una de las 20.000 cartas que escribió durante su vida, pero conectó con la gente”, señala Valero.

El que fue también primer rector de la Universidad Católica de Irlanda (en la actualidad, University College de Dublín) también sedujo a los más jóvenes. Sus enseñanzas sobre la conciencia animaron a la acción política. Es el caso de los estudiantes del movimiento “Rosa Blanca” que en 1942, inspirados por los sermones de Newman, distribuían en la ciudad alemana de Munich panfletos contando la verdad sobre el régimen nazi y animando a los ciudadanos a sumarse a la resistencia pacífica. Estos universitarios fueron arrestados y ejecutados semanas después.

El misterio de su tumba

Un aspecto fascinante de la biografía de este cardenal es el rol que jugó en su vida su amigo del alma: el padre Ambrosio. Cuando este falleció en 1975 Newman escribió: “Siempre he pensado que no hay un dolor igual al de un marido o una esposa, pero siento que es difícil de creer que la tristeza de cualquiera sea mayor que la mía”. En 1890, unas semanas antes de su muerte, dejó redactadas estas líneas: “Deseo, con todo mi corazón, ser enterrado en la tumba del Padre Ambrosio St. John. Es mi última voluntad”.

En 2008, para iniciar los preparativos de su canonización, el Vaticano decidió trasladar su cuerpo de esa tumba humilde al Oratorio de Birmingham que él fundó. En ese momento, el famoso activista Peter Tatchell, que lucha por los derechos de la comunidad gay, denunció que esa decisión iba en contra del deseo expreso de Newman. Al final curiosamente su cuerpo no fue exhumado porque no se encontró. Según Jack Valero, “el tipo de tierra con el que fue enterrado descompuso su cuerpo muy rápidamente”. El arzobispo de Westminster, que presidió el proceso de exhumación, cuenta que los expertos ya le dijeron que al ser una zona repleta de agua lo más probable es que no encontrasen nada. “Sólo hallaron restos del féretro y la cruz que solía llevar”.

Un británico pro europeo

En un momento en el que la sociedad británica está dividida por el Brexit es inevitable preguntarse qué pensaría Newman sobre ello. Uno de los sacerdotes del Oratorio de Birmingham cree que “habría apoyado la permanencia en la Unión Europea. No por razones económicas o políticas sino porque no querría que Inglaterra se alejase, desde el punto de vista espiritual, de la civilización europea cristiana. No sé qué habría votado en el referéndum pero pienso que habría optado por aquello que contribuye a una unidad espiritual de diferentes países y nacionalidades”.

Para Sally Axworthy, este cardenal es “un verdadero británico global”, un hombre con muchos devotos también en Argentina, Uruguay o Estados Unidos, donde se produjeron los dos milagros reconocidos por el Vaticano. Según Vincent Nichols, “desde el punto de vista eclesiástico nuestros lazos alrededor de Europa siguen intactos, en todo caso, se harán más firmes. Las reflexiones de Newman sobre la realidad pueden ayudar a ir más allá del populismo, el nacionalismo y las fuerzas que podrían empujarnos hacia un conflicto”.