La catedral de Oslo ha sido el escenario del conmovedor funeral que se ha celebrado en memoria de los 93 fallecidos por el ataque en el barrio gubernamental de la capital noruega y en el tiroteo en la isla de Utoya, perpetrados presuntamente por Anders Behring Breivik, un ferviente cristiano que presumía de formar parte de la extrema derecha.

A la homilía han asistido entre otros el rey Harald y el primer ministro de Noruega Jens Stoltenberg, que ha declarado que los sucesos acontecidos "representan una tragedia nacional".

Fuera del edificio se encontraban personas depositando flores y velas en memoria de los fallecidos. "Dejamos flores hoy porque la tragedia que golpeó a Noruega y todo el mundo dejó una gran impresión entre nosotros y queremos mostrar nuestras más profundas condolencias", ha explicado Trude-Mette, de 43 años.

Las fuerzas de seguridad han sido las encargadas de velar para que todo salieses según lo previsto. De esta manera, soldados armados y ataviados con chalecos anti-balas bloquearon las calles hacia el distrito gubernamental.