La detención del joven Sharif se ha convertido en uno de los ejemplos de la brutalidad con que se emplean las fuerzas de seguridad egipcias. Arrestado entre patadas, bofetadas y otras vejaciones, ni siquiera llegó con vida a prisión, muriendo asfixiado junto a otros 35 reos en el furgón policial que los trasladaba. En plena avalancha de denuncia por abusos y muertes violentas como estas, hoy además se ha producido la captura de Mohamed Badie, guía espiritual de los Hermanos Musulmanes, el mismo que tras el golpe de Estado llamaba a los suyos a sacrificarse por el depuesto presidente Morsi. La hermandad no ha hecho esperar su respuesta y ha nombrado un nuevo líder instando a los suyos a la desobediencia civil contra los golpistas.