El 23 de noviembre de 1972, una niña de 11 años llamada Reei Lynn Hollis fue secuestrada. El último dato que se conocía era que se encontraba montando su bicicleta por su barrio en Torrance (California, EEUU). Al día siguiente, se encontró su cuerpo y la autopsia determinó que había sido violada y la causa de la muerte era por estrangulamiento. Hace pocas semanas, 47 años después, un oficial identificó al culpable gracias a una prueba genética, según ha señalado Los Angeles Times.
La familia recuerda a la niña cada día de Acción de Gracias, fecha en la que desapareció, y tras el descubrimiento declararon: "No perdáis la esperanza a la hora de buscar respuestas. Nunca se sabe".
Los detectives arrestaron a un sospechoso en 1974 aunque fue descartado por falta de pruebas, interrogaron a 2.000 personas pero sin resultado. Hace unas semanas, un equipo de policías fueron a casa del hermano de Hollis, Terri, y le explicaron que habían encontrado una coincidencia genética entre un pariente del sospechoso de 1974, Jake Edward Brown, y una muestra recogida del cuerpo de la niña.
Brown había sido arrestado entre 1973 y 1974 por delitos vinculados con drogas, robos y dos violaciones con un 'modus' parecido al cometido con Hollis, en 2003 el sospechoso murió. Sus restos fueron exhumados por orden judicial y el ADN confirmaba que fue el asesino de Hollis. La familia se ha alegrado de que el asesino haya sido identificado, sin embargo, eso no les traerá de vuelta a Hollis y todas los días de Acción de Gracias volverá su recuerdo.