El Hostal de Pinós es el restaurante más antiguo de España en activo, fundado en 1524, cuenta con más de 500 años de historia ininterrumpida
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MadridCuando se piensa en el restaurante más antiguo de España, suele venir a la cabeza el nombre de Casa Botín. No obstante, éste no es el restaurante más longevo del país. Hay otro restaurante que supera esta antigüedad y cuya historia ha pasado mucho más desapercibida: el Hostal de Pinós.
Se sitúa en el pequeño municipio de Pinós, en la provincia de Lleida. Este establecimiento abrió sus puertas en 1524, y lleva más de cinco siglos sirviendo comida de manera ininterrumpida. Lejos del bullicio urbano, el Hostal de Pinós combina gastronomía tradicional con un significativo valor histórico y cultural. Su existencia está ligada al Santuario de Santa María de Pinós, un importante centro de peregrinación que dio origen a este hostal-restaurante, el cual desde su creación ha acogido a caminantes, viajeros, devotos y comensales en busca de una experiencia auténtica y llena de historia.
El Hostal de Pinós se encuentra en la cima de la Sierra de Pinós, a casi 1.000 metros de altitud, y en el considerado centro geográfico de Cataluña. Esta ubicación privilegiada lo convirtió en un punto de paso habitual para peregrinos y viajeros que recorrían la región.
Originalmente, el hostal ofrecía alojamiento y comida a los peregrinos. Fue en los años 70 del siglo pasado cuando dejó de funcionar como hospedaje y se centró exclusivamente en la restauración. A pesar de los cambios, el Hostal de Pinós ha mantenido su esencia y tradición ofreciendo platos típicos de la cocina catalana.
Una cocina que honra la tradición
Sentarse a la mesa en el Hostal de Pinós es como retroceder en el tiempo para poder saborear siglos de historia culinaria catalana. La carta del restaurante es un homenaje a las recetas de toda la vida. Todas cocinadas con mimo, producto local y técnicas que han pasado de generación en generación. En el Hostal de Pinós se apuesta por la autenticidad y el sabor de la tradición, alejándose de las tendencias efímeras o los platos de autos que marcan la alta cocina contemporánea.
Uno de los emblemas del restaurante es la escudella i carn d’olla, un contundente guiso típico catalán que se sirve sobre todo en invierno y que combina caldo casero, verduras, carne y pasta en un plato tan sencillo como reconfortante. También destacan las patatas enmascaradas, un plato que aporta un sabor rústico y profundo muy ligado a la cocina de autor hecho con patata, butifarra negra y un punto de ajo.
Las carnes a la brasa, especialmente las de cordero y ternera de la zona, tienen un lugar destacado en la carta. Las cocinan a fuego lento y van acompañadas de guarniciones clásicas como judías, ensalada o patatas al caliu. No se olvidan de platos que reflejan la influencia mediterránea de la cocina catalana como la escalivada o la esqueixada de bacalao.
En temporada, el Hostal de Pinós también ofrece calçotades, una de las celebraciones gastronómicas más populares en Cataluña. Durante estas jornadas, los comensales disfrutan de calçots asados al fuego de leña, servidos con salsa romesco y seguidos de carnes a la brasa, vino de porrón y postres tradicionales como son la crema catalana.
El restaurante tiene como máxima el respeto por el producto, intentando abastecerse siempre de productores locales cuando es posible. Este enfoque no sólo preserva la identidad culinaria del territorio, sino que garantiza una experiencia honesta y sabrosa para los visitantes.
Visitar el Hostal de Pinós va mucho más allá de comer bien: se trata de una experiencia completa que mezcla historia, cultura y hospitalidad en un entorno singular. Por su situación geográfica, ofrece un ambiente que trasciende el paso del tiempo. Nada más cruzar sus puertas, el visitante se adentra en un espacio donde la piedra, la madera y los detalles rústicos mantienen viva la esencia de siglos atrás. El comedor conserva su estructura original con techos bajos, muros gruesos y mobiliario de época. Las paredes, están decoradas con fotografías antiguas, utensilios tradicionales y documentos históricos que narran la historia del hostal.
Por otro lado, el trato familiar es uno de los grandes valores añadidos de este restaurante. El personal, que en muchos casos, lleva años vinculado al establecimiento, recibe al visitante con amabilidad y calidez, ofreciendo un servicio atento, sin princesas y con la cercanía que define a los negocios familiares.
Además, el Hostal de Pinós se encuentra en una pequeña localidad que invita al paseo tranquilo, rodeada de naturaleza y con una iglesia románica a pocos metros del restaurante. Muchos visitantes combinan la visita gastronómica con una escapada de fin de semana, aprovechando los alojamientos rurales cercanos para desconectar y disfrutar de la tranquilidad de esta zona del interior catalán.


