Así puedes unirte al movimiento 'Repair Café' y aprender a reparar pequeños aparatos (y a enseñar a otros)

Los Repair Cafés son espacios colaborativos donde cualquier persona puede aprender a reparar sus objetos y devolverles la vida
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MadridDurante años, nuestra sociedad se ha convertido en “de usar y tirar”. Un botón que se cae, una tostadora que deja de funcionar o un cable que se rompe sirven para sustituir el objeto entero, aunque ese fallo sea mínimo y fácil de reparar. Por suerte, algo está cambiando: cada vez más personas se niegan a vivir en esa rueda de consumismo y están descubriendo el placer de arreglar las cosas por sí mismas. Detrás de este cambio de mentalidad está el movimiento Repair Café, y está creciendo silenciosamente en ciudades de todo el mundo.
Esta idea nació en 2009 en Ámsterdam, impulsada por la periodista y ambientalista Martine Postma, la cual quiso demostrar que no solo era posible, sino también social, creativo y sostenible. Su propuesta era muy sencilla: abrir un espacio común donde cualquier persona pudiera llevar su objeto averiado, y con ayuda de otros voluntarios con experiencia poder devolverle la vida.
Lo que comenzó como un pequeño experimento se ha convertido en un auténtico fenómeno internacional con más de 2.500 Repair Cafés en 40 países, según la Fundación Repair Café. El éxito de esta iniciativa se explica en que reparar no es solo un acto técnico, sino algo cultural. Es una manera de resistir a la obsolescencia programada, reducir residuos y, a la vez, reconstruir comunidades.
En estos lugares, jubilados con décadas de experiencia en electricidad enseñan a jóvenes a utilizar un destornillador, madres y padres aprenden a coser una cremallera mientras establecen conversaciones con desconocidos. A pesar de que este movimiento llegó algo más tarde a España, vive una expansión notable. En ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Murcia se pueden encontrar sedes activas, las cuales están impulsadas por asociaciones vecinales y centros culturales.
Cómo participar como usuario o aprendiz
Acudir a un Repair Café no requiere conocimientos técnicos, solo curiosidad y ganas de aprender. La mayoría de las personas que se acercan por primera vez lo hacen con un objetivo muy sencillo: arreglar algo que ya daban por perdido. A veces puede ser una lámpara a la que se le tiene cariño, un molinillo de café, una radio antigua o una prenda especial. Además del objeto reparado, se vive una experiencia colaborativa que va mucho más allá del simple arreglo.
Evidentemente, el primer paso es buscar un Repair Café cercano. En la web oficial de la Fundación Repair Café hay un mapa interactivo con todas las sedes registradas del mundo. Antes de acudir, se recomienda comprobar qué tipo de objetos se reparan, ya que cada espacio tiene su especialidad. Algunos se pueden centrar en electrónica doméstica o informática, otros en costura, carpintería ligera o bicicletas. En cualquier caso, quienes quieran unirse solo deben llevar el objeto averiado y contar qué problema tienen.
Hay que saber que no es un lugar de reparación, nadie deja su objeto y se va: la filosofía del movimiento es “aprender haciendo”. Los voluntarios explican los pasos, comparten herramientas y animan a los asistentes a implicarse en el arreglo. Se aprende observando, preguntando y colaborando. En muchos casos, se acaba formando una red de amigos que se citan cada mes para continuar aprendiendo juntos. Además, aunque no se tenga nada que reparar siempre se puede ayudar o pasar un rato distinto.
Si se disfruta mucho de la experiencia, se puede dar un paso más: convertirse en voluntario o mentor. En los Repair Cafés siempre se necesitan personas que tengan habilidades técnicas, pero también organizadores, comunicadores o anfitriones que ayuden a crear un ambiente acogedor. Lo importante no es ser un experto, sino tener ganas de compartir conocimientos y promover una cultura de colaboración frente al descarte.
Cómo empezar un Repair Café
Poner en marcha un Repair Café no requiere de grandes inversiones, sino de ganas de compartir y organizar. Se necesita encontrar un grupo de personas que estén dispuestos a colaborar. La Fundación Repair Café ofrece un kit completo de forma gratuita con manuales, materiales de difusión y asesoramiento para aquellos que quieran abrir un nuevo espacio. Lo ideal es formar un equipo diverso: una parte de coordine, otro que se encargue de la logística y otro con conocimientos técnicos.
El siguiente paso sería encontrar un lugar adecuado, como un centro cívico, biblioteca o asociación vecinal, donde se puedan poner mesas y herramientas básicas. Muchos ayuntamientos ceden espacio para este tipo de iniciativas por su impacto ambiental y social. A partir de ahí, solo hace falta equiparse con herramientas básicas y fijar una fecha para el primer encuentro. Se debe anunciar con antelación tanto con carteles físicos, como redes sociales y, muy importante, el boca a boca.
La clave del éxito es comenzar poco a poco y medir el impacto: registrar cuántos objetos se han conseguido reparar, cuántos se han salvado de la basura y qué se ha aprendido en cada sesión. Con el tiempo, el proyecto puede consolidarse como un evento mensual e, incluso, convertirse en un punto de referencia del barrio. Lo importante no es tanto arreglar cosas sino demostrar que la cooperación y la sostenibilidad pueden ser una forma de ocio y comunidad en los tiempos de consumismo que corren.

