La alcachofa: el alimento que 'limpia' y debe estar en tu dieta tras los excesos

  • La alcachofa es un alimento clave para limpiar nuestro organismo y mejorar nuestra salud

  • Contiene un elevado aporte nutricional con muy pocas calorías, lo que la convierte en un básico en cualquier dieta

  • Es importante respetar los tiempos de cocción mínimos para mantener sus propiedades y sabor

Si pensamos en alimentos depurativos que nos ayuden a limpiar nuestro organismo, la alcachofa es probablemente el primero en venirnos a la cabeza. No es para menos: esta hortaliza es especialmente conocida por esta propiedad concreta, perfecta para compensar los pequeños excesos culinarios que podamos cometer. Pero la alcachofa ofrece muchas más ventajas y a ella se asocian incluso usos farmacéuticos: control del colesterol, prevención de la arterioesclerosis... Conoce las propiedades de las alcachofas y cómo cocinar y limpiar alcachofas para que queden perfectas sin perder su valor nutritivo.

Propiedades de la alcachofa: una hortaliza perfecta para limpiar nuestro organismo

La alcachofa es una hortaliza típica de los meses de otoño e invierno y por eso la asociamos con platos de frío, aunque hoy en día es posible comprarla durante todo el año y encontrarla en conserva, congelada... cuando no podamos consumirla fresca. Se trata de una verdura repleta de sustancias beneficiosas para nuestro organismo, en forma de flor que debe madurar hasta el momento perfecto para su consumo.

En general, las hojas exteriores suelen resultar más duras y fibrosas, siendo el interior o corazón de la alcachofa su parte más sabrosa. Para elegirlas bien cuando vayas a comprar alcachofas frescas, fíjate en su forma: debe ser compacta, redonda y pesada, con un color verde claro y sin manchas marrones o pardas.

En cuanto a su origen, la alcachofa procede de Egipto y desde esta zona fue extendiéndose su consumo por todo el área que rodea al Mediterráneo. Está documentado que griegos y romanos disfrutaban de este pequeño manjar desde el siglo IV a. C., conservándola en miel o vinagre y sazonándola con comino y otras especies aromáticas para poder comerlas durante todo el año. En España el caso de España, fueron los árabes los encargados de introducir este alimento en nuestra dieta.

El valor nutricional de la alcachofa es clave para comprender sus propiedades. Por cada 100 gramos de este producto encontramos tan solo 44 calorías, que corresponden a 2,3 gramos de proteínas, 2 de fibra, 130 miligramos de fósforo, 430 de potasio, 47 de socio y 45 de calcio. También contiene vitamina A, así como fitoesteroles (que contribuyen a controlar los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre) y flavonoides (que actúan como una defensa contra las enfermedades cardíacas y favorecen una acción antioxidante). Las vitaminas B1, C y los complejos B3, B5 y B6 también se encuentran entre sus propiedades nutricionales.

De ahí que algunas de las propiedades y beneficios de la alcachofa tengan que ver con el retraso del envejecimiento, la reducción de la glucosa en sangre, la protección del aparato digestivo (previene el estreñimiento y la diarrea, así como también alivia la acidez del estómago), mejorar la absorción de agua...

La alcachofa es también un alimento clave en cualquier dieta de adelgazamiento: consigue saciar y, a la vez, te proporcionará muchos y muy valiosos nutrientes con muy pocas calorías, y te ayudará a quemar grasas. También te ayudará a eliminar la retención de líquidos y toxinas, gracias a otra de sus propiedades: la diuresis. Consumirla mejorará tu tránsito intestinal y te ayudará a cuidar tu peso, mejorando tu función hepática e incluso restaurante el tejido hepático dañado.

Cómo cocinar alcachofas para mantener sus propiedades

En cuanto a cómo cocer las alcachofas para mantener todas sus propiedades, el tiempo de cocción de la alcachofa es clave para lograr una mínima pérdida nutricional. Una forma de hacerlo es cocer las alcachofas enteras en agua con sal, sin quitar las hojas duras del exterior y sin cortarlas, de forma que el interior se encuentre protegido. Así, el corazón de la alcachofa se cocinará de forma más lenta y protegida. Lo ideal es que la cocción dure unos 20-25 minutos (menos si usamos una olla exprés).

Luego puedes pelar la alcachofa hasta llegar a su corazón, retirando todas las partes no comestibles. Para conservarlas mejor, guárdalas en el propio líquido de cocción, o bien en aceite. También puedes cocinarlas al vapor (en este caso el tiempo de cocción es similar, de unos 25 minutos) o al horno (a 200 grados durante una media hora, con aceite, sal y las hierbas aromáticas que más te gusten). Puedes usarlas en salteados, revueltos, guisos, paellas y otros arroces, sopas y cremas de verdura...