Cinco enfermedades que puedes llegar a sufrir si abusas de tomar el sol

  • Tomar el sol en exceso puede provocar quemaduras y enfermedades a largo plazo, como el cáncer de piel

  • Reducir riesgos pasa por tomar precauciones siempre que tomemos el sol: es importante usar protección solar todo el año

  • En verano, evita las horas centrales del día, insiste en la aplicación de protección solar y utiliza sombreros o gorras para evitar el sol directo en tu rostro

Tomar el sol nos sienta muy bien... siempre que lo hagamos con cuidado, sin excesos y usando protección solar elevada. Entre otras cosas, el sol nos ayuda a obtener la vitamina D necesaria para fortalecer nuestros huesos, además de estimular nuestras defensas; mejorar el acné, la dermatitis y los eccemas; equilibrar el colesterol; reducir la presión sanguínea; mejorar nuestro estado de ánimo y la calidad del sueño...

No es casualidad que existan técnicas como la helioterapia, que consiste en la utilización de las radiaciones solares, de forma regulada y controlada, para fines terapéuticos. Los efectos beneficiosos del sol se conocen desde la antigüedad y a lo largo de la historia se han utilizado en un sentido medicinal, en espacios como balnearios, a los que acudimos para mejorar nuestra salud. Sin embargo, como ocurre con cualquier otra cosa, el sol en exceso puede provocar el efecto contrario. ¿Cuáles son las enfermedades que puedes llegar a sufrir si abusas de tomar el sol?

Enfermedades que puedes llegar a sufrir si abusas de tomar el sol

A veces hacemos tanto hincapié en los aspectos peligrosos o negativos del sol que se nos olvidan sus efectos beneficiosos para nuestro organismo. No es casualidad que a casi todos nos guste exponernos a él: su influencia en nuestro humor y en nuestro estad anímico es casi inmediata, y sentir cómo el calor nos baña la piel tiene un claro efecto calmante y desestresante. Por eso cuando llega el verano no dudamos en lanzarnos a playas y piscinas para aprovechar sus beneficios y recargar pilas de cara al largo invierno.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, si tomamos más sol de la cuenta o si lo hacemos sin la protección adecuada, nos expondremos al efecto contrario. Estas son algunas de las enfermedades que puedes sufrir si abusas del sol:

  • Golpe de calor. El golpe de calor es un una reacción de nuestro cuerpo ante temperaturas excesivas. Cuando nuestro organismo no logra aclimatarse a tiempo (algo que suele ocurrir en caso de cambios bruscos de temperatura), se produce un 'pico' de calor que puede desembocar en síntomas potencialmente peligrosos. Por eso hay que tener cuidado ante el anuncio de altas temperaturas o de un aumento importante de la humedad, y reducir nuestra actividad física durante esos días. También es importante mantenerse bien hidratado, evitar la exposición al sol durante días de mucho calor y, en definitiva, no perder de vista que un calor excesivo puede repercutirnos negativamente. Ten en cuenta que, si nuestro cuerpo alcanza temperaturas que rondan los 40 o 41°, pueden llegar a producirse graves daños que incluyen shock, insuficiencia en determinados órganos (riñón, páncreas, hígado…), daño cerebral y, en los casos más extremos, incluso la muerte.
  • Quemaduras solares. las quemaduras solares se producen por una exposición prolongada al sol sin la protección adecuada (o incluso con ella, cuando pasamos demasiado tiempo expuestos). Su tapamiento dependerá de la gravedad de la lesión: las hay leves, en forma de enrojecimiento, pero también pueden aparecer ampollas y daños de mayor calibre, en cuyo caso será mejor acudir a un médico. Si simplemente se trata de una rojez molesta, puedes usar remedios caseros frente a las quemaduras de sol, como el aloe vera, la manzanilla, el aceite de coco... Pero no olvides que la piel tiene memoria y que, a la larga, podrás exponerte a enfermedades graves, como el cáncer de piel.
  • Cáncer de piel. El cáncer de piel consiste en el crecimiento anormal de las células de la piel y suele desarrollarse en pieles expuestas al sol, aunque no siempre ocurre así. Lo que sí está claro es que la exposición a la radiación ultravioleta (UV) es un factor de riesgo importante, especialmente en pieles claras con menos protección natural frente a este tipo de radiación. En cuanto a los tipos de cáncer de piel, hay tres principales: carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y melanoma. Lo mejor que puedes hacer para evitarlos es proteger tu piel del sol, pero también es importante revisarla periódicamente y de forma completa y exhaustiva para detectar posibles anomalías. En general, deberás permanecer atento a cambios y variaciones en lunares o manchas, ya que puede tratarse de un indicador de crecimiento anormal de células cutáneas. 
  • Fotoenvejecimiento. El fotoenvejecimiento es, tal y como explica Cantabria Labs, la aceleración del proceso natural de envejecimiento de la piel a una exposición prolongada y constante a la radiación del sol sin la protección adecuada. Sus efectos nocivos pueden combatirse con buenos hábitos y productos que protejan la piel y reparen en profundidad los daños causados por el sol. Arrugas (especialmente alrededor de los ojos como alrededor de la boca), la aparición de manchas en zonas expuestas (llamadas lentigos solares), amarillamiento, textura rugosa, sequedad de la piel y pérdida de elasticidad cutánea son algunos de los signos más reconocidos del fotoenvejecimiento. Eso sí, el sol no es el único elemento que puede provocar un envejecimiento prematuro: la contaminación, el tabaco, los cambios hormonales… también juegan en tu contra.
  • Cataratas y otras enfermedades oftalmológicas. La radiación ultravioleta aumenta la probabilidad de sufrir cataratas y, de hecho, el principal factor para la aparición de esta enfermedad ocular es la exposición a los rayos ultravioletas. Las cataratas consisten en una pérdida de transparencia en el cristalino del ojo, nublados la visión. También puede aparecer ojo seco, así como daños en la retina, ya que los rayos ultravioletas inciden en la mácula y, junto con otros factores, pueden deteriorar tejidos externos y provocar zonas de baja visión. La mejor prevención es llevar gafas de sol homologadas, es decir, con un filtro solar adecuado y que, además, cubran bien los ojos. Su elección dependerá de la actividad que vayas a realizar.