El ‘síndrome del bebé sacudido’ sufrió un “marcado aumento” durante la pandemia
Son datos de un estudio publicado en JAMA Network elaborado en París durante el período pandémico de covid-19 en comparación con el período previo a la pandemia
Un zarandeo de solo unos segundos puede dejar ciego al bebé, provocarle secuelas neurológicas irreversibles o incluso la muerte
Entre las causas se apunta a la angustia psicosocial o cambios en el estilo de vida que hubo durante la pandemia
MadridLes invitamos a hacer un ejercicio de memoria. Marzo de 2020, empieza la covid-19 y el mundo se paraliza. Ha llegado la pandemia mundial del SARS-CoV-2 y empieza el confinamiento absoluto. Mientras las familias están encerradas en casa, los hospitales no dan a basto y los amigos, los conocidos y los familiares fallecen sin una solución cercana y los nervios afloran.
Si además el confinamiento era con niños pequeños que han dejado de asistir a la guardería o al colegio la cosa se complica. Cuidar de los hijos mientras se teletrabaja ha sido una misión muy difícil para muchos padres y madres. Algo urgente que hacer en el trabajo, conectado a Internet, y el pequeño coge una rabieta porque su hermano le ha quitado un juguete, por ejemplo. El nivel de tensión de los padres a veces ha sido insostenible.
"Ahora echo la vista atrás y doy gracias de haberme contenido y no haberles "zarandeado con fuerza" para que dejaran de llorar", cuenta un padre que durante la pandemia sus hijos tenía 1 y 4 años. "A veces he tenido miedo de no controlarme, la ansiedad y la tensión que eso me producía ha hecho que la situación haya llegado al límite muchas veces".
'Síndrome del bebé sacudido'
Ahora un nuevo estudio publicado en JAMA Network confirma que se ha encontrado un marcado aumento en la incidencia y la gravedad del traumatismo craneal abusivo, también conocido como 'síndrome del bebé sacudido' por abuso en bebés durante el período pandémico de COVID-19 en el área metropolitana de París en comparación con el período previo a la pandemia. La incidencia de traumatismo craneoencefálico por abuso se mantuvo estable en 2020 y luego casi se duplicó, un aumento significativo, en 2021.
"Si bien las medidas de contención y mitigación fueron necesarias para reducir la propagación de la COVID-19, es posible que hayan tenido consecuencias no deseadas para la salud de los niños, como un aumento de los traumatismos craneales por maltrato. Estos resultados sugieren la necesidad de conciencia clínica y acciones preventivas", detalla el estudio.
Según los investigadores, el traumatismo craneoencefálico por maltrato (AHT) es la causa más frecuente de muerte traumática en bebés en países de ingresos altos. Cuando el niño no fallece se asocian con morbilidad severa a largo plazo, como deterioro del neurodesarrollo (microcefalia, epilepsia, y deficiencias visuales, trastornos del lenguaje, discapacidad intelectual y anomalías del comportamiento que conducen a discapacidades graves de por vida.
El estudio desprende que este aumento significativo del síndrome del zarandeo en menores de 12 años no ocurrió durante el primer año de la pandemia donde las medidas de contención y mitigación fueron máximas, sino durante su segundo año, y en particular el cuarto semestre de 2021, por tanto, dicen los investigadores, "podemos hipotetizar que la vía causal hacia el aumento de la incidencia de HTA es más secundaria a la acumulación de angustia psicosocial a lo largo del tiempo que a los confinamientos".
Angustia psicosocial o cambios en el estilo de vida
Entre las causas que explica el estudio señala que se podría haber visto su prevalencia modificada por la pandemia de covid-19 y las medidas de contención y mitigación para reducir la propagación de la enfermedad, angustia psicosocial (pérdida económica y desempleo, intolerancia a la frustración, trastornos psiquiátricos del adulto o pareja), cambios en el estilo de vida (trabajo a distancia desde casa en pequeñas viviendas colectivas, escuela y cierres de guarderías, cierres nacionales completos y toques de queda).
El área metropolitana de París es de particular interés para estudiar la asociación entre la pandemia de covid- 19 e incidencia de HTA. De hecho, es una región densamente poblada donde dos tercios de la población vive en pequeñas viviendas colectivas, y enfrentó fuertes olas pandémicas de COVID-19 que condujo a cierres prolongados y toques de queda, obligaciones de trabajo remoto y cierres de guarderías.
Según el estudio, entre los 99 lactantes con diagnóstico confirmado del 'síndrome de sacudida' incluidos en el estudio, la mediana de edad era de cuatro meses (entre 3 y 6 meses). Entre los bebés incluidos, el 87 % (86 de 99 participantes) tenían trombosis de la vena puente, el 77% trombosis múltiple (66 de 86 participantes), el 75 % tuvieron hemorragias retinianas (74 de 99 participantes), el 32% (23 de 72 participantes) tenían fracturas, y el 20% (20 de 99 participantes) tenían lesiones en la piel.
Advierten además, que dado que el número de muertes por HTA aumentó drásticamente en 2021 en comparación con años anteriores, creemos que las consecuencias a largo plazo también podrían haber aumentado en número y gravedad.
Un zarandeo de solo unos segundos puede dejarlo ciego
Hace unos meses, el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona señalaba que ha detectado desde principios de año cinco casos de bebés con traumatismo craneal abusivo, al ser un traumatismo provocado por un zarandeo al neonato. La cifra registrada en solo los primeros seis meses de 2022 supone ya cuatro casos más que en todo 2021.
El hospital ha puesto en marcha un programa de prevención para avisar a los padres, madres y cuidadores de los niños de los riesgos y las consecuencias que puede tener sacudir un bebé. Un zarandeo de solo unos segundos puede dejarlo ciego, provocarle secuelas neurológicas irreversibles o incluso la muerte. Los síntomas más frecuentes de un traumatismo craneal abusivo son la hemorragia cerebral y retiniana, las fracturas óseas -por ejemplo, lesiones en las costillas-, y las secuelas neurológicas.