¿Qué es el linfoma, el cáncer de la sangre más común en adultos?

Cada 15 de septiembre tiene lugar el Día Mundial del Linfoma, una jornada que nos sirve como recordatorio acerca de las características de este tipo de cáncer de sangre, el más frecuente entre la población adulta. Según los dato que maneja la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), cada año son diagnosticados 10.000 nuevos casos de linfoma en nuestro país. Se trata de un tipo de cáncer hematológico producido por la proliferación maligna de linfocitos (que son las células defensivas del sistema inmunitario), y se inicia generalmente en los ganglios linfáticos. ¿Qué es el linfoma, el cáncer de la sangre más común en adultos, y cuáles son sus síntomas?

Qué es el linfoma, el cáncer de la sangre más común en adultos

En España, la incidencia del linfoma se encuentra en torno a los 12,3 casos por cada 100.000 personas al año en el caso de los hombres, y 10,8 en el caso de las mujeres. En general, cualquier tipo de cáncer aparece cuando las células comienzan a crecer sin control, y prácticamente cualquier célula de nuestro cuerpo puede convertirse en cáncer, propagándose a otras áreas. En el caso del linfoma, también conocido como linfoma no Hodgkin o NHL (por sus siglas en inglés), este crecimiento incontrolado comienza en los glóbulos blancos llamados linfocitos, que son parte del sistema inmunitario de nuestro cuerpo.

Hay que tener en cuenta que no existe un único tipo de linfoma no Hodgkin: dentro de este concepto se abarcan distintos tipos. También nos encontramos con el linfoma de Hodgkin, cuyo tratamiento es distinto al de los casos anteriores. El NHL es el más frecuente en adultos, si bien también puede aparecer en niños. Además, lo habitual es que comience en los ganglios linfáticos u otro tejido linfático.

Tal y como explica la web Cancer.org, los linfomas pueden empezar en cualquier lugar del cuerpo donde exita tejido linfático. Estas son sus principales localizaciones:

  • Ganglios linfáticos. Los ganglios linfáticos son grupos de linfocitos y otras células del sistema inmunitario, con el tamaño de una judía, y se encuentran por todo el cuerpo. Por ejemplo, en el interior del pecho, el abdomen y la pelvis.
  • Bazo. Se sitúa por debajo de las costillas inferiores, en el lado izquierdo del cuerpo. En él se producen linfocitos y otras células del sistema inmunitario, y se produce el almacenamiento de células sanas de la sangre, sirviendo como filtro para eliminar células dañadas de la sangre, bacterias y desechos celulares.
  • Médula ósea. Consiste en el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de algunos huesos. En ella se producen nuevas células sanguíneas, incluyendo algunos linfocitos.
  • Timo. Este órgano pequeño que se encuentra detrás de la parte superior del esternón y frente al corazón, y cumple un papel importante en el desarrollo de linfocitos T.
  • Adenoides y amígdalas. Se trata de conglomerados de tejido linfático en la parte posterior de la garganta. Ayudan a producir anticuerpos contra los gérmenes que inhalamos o tragamos.
  • Tracto digestivo. También existe tejido linfático en el estómago y los intestinos.

En cuanto a los síntomas del linfoma, pueden ser muy variados y dependen del tipo de que se trate y de su localización, pero pueden incluir los siguientes:

  • Inflamación de los ganglios linfáticos
  • Escalofríos
  • Pérdida de peso
  • Cansancio o sensación de estar muy agotado
  • Hinchazón del abdomen
  • Sensación de llenura después de comer poca comida
  • Dolor o presión en el pecho
  • Tos o dificultad para respirar
  • Infecciones graves o frecuentes
  • Tendencia a presentar fácilmente moretones o sangrados

Además, algunas personas con linfoma de Hodgkin pueden presentar los llamados 'síntomas B':

  • Fiebre (que puede ser intermitente durante varios días o semanas) sin infección
  • Sudoración abundante durante la noche
  • Pérdida de peso involuntaria (al menos el 10 por ciento del peso corporal durante seis meses)

Hay que tener en cuenta que muchos de estos síntomas suelen relacionarse con otras enfermedades o con infecciones, por lo que lo más probable es que exista otra causa menos grave. Por ejemplo, los ganglios linfáticos hinchados son un síntoma común de linfoma, pero normalmente aparecen debido a una infección (mucho más frecuente).

Por último, el tratamiento del linfoma va a depender del tipo de que se trate. Por ejemplo, en el caso del linfoma no Hodgkin existen distintos tratamientos en función del tipo de linfocito afectado (células B o células T), así como de lo maduras que sean las células cuando se transforman en cancerosas, entre otros muchos factores. El caso más frecuente es el linfoma de las células B, que son las encargadas de protegernos contra gérmenes (virus, bacterias) a través de la creación de anticuerpos. Además, existen unos linfomas más agresivos que otros. Sea cual sea el caso, controlar la enfermedad es básico para evitar su propagación a otras partes del cuerpo, como hígado, cerebro o médula ósea, algunas de las afectadas con más frecuencia.