Cómo elegir el colchón y la almohada según tu dolor de espalda: "Hay que tener en cuenta siempre el peso"

Pasamos entre 2.500 y 2.600 horas al año en la cama, por lo que la elección del colchón y la almohada no debe ser tomada a la ligera
El fisioterapeuta Juanma Ortega analiza qué factores hay que tener en cuenta para conseguir la mejor posición de descanso
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Al igual que el dolor de espalda no es igual para todas las personas, elegir el mejor colchón y la mejor almohada va a depender de varios factores. No hay una única opción correcta para todo el mundo. Pero dado que pasamos entre 2.500 y 2.600 horas al año en la cama, no es una decisión que se deba de tomar a la ligera.

La creencia popular indica que lo mejor para el dolor de espalda es un colchón rígido, firme, en lugar de uno blando, porque es la mejor manera de conservar las curvaturas, que son la base de una buena salud postural. Hay quien incluso recomienda dormir en el suelo, o en una esterilla de uno o dos centímetros de grosor. Pero, en realidad, no se puede generalizar, porque tampoco todos percibimos la firmeza de un colchón de la misma manera. Al final la mejor opción va a ser aquella que te ayude a dormir sin dolor ni rigidez, teniendo en cuenta que cada cuerpo es diferente.
La importancia del peso
En el mercado hay miles de posibilidades con diferentes composiciones y materiales (látex, espumas de diferentes densidades viscoelásticos, con muelles o sin ellos...), pero Juanma Ortega, fisioterapeuta y especialista en recuperación de lesiones de columna vertebral, apuesta por los colchones de firmeza alta o media-alta, "teniendo en cuenta siempre el peso del paciente. No es lo mismo una persona que pese 90 kilos que una que pese 60; cada uno tendrá que tener una firmeza que, para ese peso, sea alta", indica el experto.
"Esto no quiere decir que todo el mundo deba comprar un colchón de firmeza alta. Por ejemplo, mientras una persona de 90 kilos sí debería tenerlo, una de 60 kilos podría necesitar uno de firmeza media-alta para lograr la misma firmeza adaptada a sus kilos", añade el autor de 'Tu dolor de espalda tiene solución (si sabes cómo)' (Alienta). Eso sí, en un colchón extremadamente blando tenderemos a hundirnos, generando un efecto menos positivo en la espalda.
Un influyente estudio publicado en 'The Lancet' en 2003 concluyó tras analizar a 313 adultos que aquellos que dormían en un colchón de firmeza media tenían más probabilidades de experimentar menos dolor de espalda en la cama, menos dolor al dormir y menos dolor de espalda respecto a los pacientes que dormían en un colchón firme. En cualquier caso, el estudio no tenía en cuenta el peso de los sujetos ni cómo este termina deformando el colchón.
También es importante la postura. Cuando se padece de dolores de espalda, la mejor opción es dormir de lado, según los expertos. Así, se respeta la curva natural que tiene la columna vertebral y el cuerpo queda más equilibrado. Si se duerme boca arriba, definitivamente es mejor una firmeza dura. Boca abajo no es la mejor de las posturas, porque limita el movimiento, pero para ella la firmeza debe ser blanda.
La almohada y la posición exacta para dormir
En cuanto a la almohada, van un poco en la misma línea pero es algo más complicado de determinar porque "varían dependiendo de la posición exacta en la que duerma la persona", explica Ortega. Boca arriba, lo ideal sería una almohada "más bien alta y con poca capacidad de deformación para que no pierda altura cuando su cabeza descanse sobe ella".
Para quien duerma boca abajo casi lo mejor es no utilizar almohada "o que sea muy fina, como la que usan los niños pequeños". La razón es que en eta posición una almohada sólo genera tensión y carga en la columna cervical. Tanto si se duerme de lado como a modo general, Ortega recomienda "almohadas que no sean muy blandas y que rellenen lo máximo posible el hueco entre el hombro y la cabeza", de forma que la columna cervical esté lo más alineada posible para evitar tensiones excesivas.
Respecto a los materiales, el denominado 'mecánico' de la espalda se queda con las almohadas de fibra hueca, "que son las que menos deformidad sufren con el paso del tiempo", además de que suelen ser más económicas que las de otro tipo. "Realmente no hace falta gastar dinero en cambios o tejidos costosos, sino elegir el que más se adapte a nuestras características físicas y de descanso", concluye.
Finalmente, Ortega nos ofrece tres consejos básicos para que nuestra espalda descanse bien:
- Elegir un colchón de firmeza alta acorde a tu peso.
- Realizar ejercicios de elasticidad todos los días, adaptados a las posturas que más te afectan durante la jornada.
- Si padeces dolor de espalda, poner el foco en aquello que está causando el síntoma, en lugar de cambiar sin criterio sillas, sofás o colchones.