Verano

Por qué no deberías abusar del aire acondicionado: del frescor 'salvavidas' al síndrome del edificio enfermo

Aire acondicionado
El aire acondicionado, un aliado contra el calor que puede volverse en tu contra. GETTY IMAGES
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Con temperaturas que rondan o sobrepasan los 40ºC en muchas regiones del país, el riesgo para la salud de millones de personas, especialmente niños y mayores, es real. En medio de este escenario de ola de calor prolongada, un aliado silencioso se interpone entre nosotros y los golpes de calor, deshidrataciones y complicaciones cardiovasculares que nos acechan: el aire acondicionado. Sin él refrescando nuestros hogares, oficinas, tiendas y transportes públicos nos resultaría más difícil sobrevivir a los rigores del verano.

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Sin embargo, tener el aparato encendido día y noche, especialmente si este no es objeto de un mantenimiento adecuado, puede terminar siendo contraproducente y derivar en serios problemas de salud. Un equipo en mal estado puede convertir el frescor 'salvavidas' en el conocido como síndrome del edificio enfermo, tal y como apunta la microbióloga Primrose Freestone en The Conversation.

Síntomas del edificio enfermo

Este fenómeno hace referencia a un conjunto de síntomas que aparecen por pasar demasiado tiempo en interiores mal ventilados o con aire contaminado. Se manifiesta en forma de dolores de cabeza, mareos, congestión nasal, tos persistente, irritación ocular o de la piel, fatiga y dificultad para concentrarse.

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Algo que caracteriza a este síndrome es que estos síntomas tienden a mejorar cuando las personas abandonan el edificio, lo que refuerza la idea de que es el entorno cerrado la causa del malestar. Afecta principalmente a personas que trabajan en oficinas, pero también a cualquiera que pase largos periodos en edificios con aire acondicionado, como hospitales o el propio hogar.

Un estudio realizado en India en 2023 comparó a 200 adultos sanos que trabajaban al menos de seis a ocho horas diarias en una oficina con aire acondicionado con 200 adultos sanos que no lo usaban. Pues bien, el grupo con aire acondicionado experimentó más síntomas como los ya mencionados durante los dos años del estudio, en particular una mayor prevalencia de alergias.

Y aunque el mal funcionamiento del aire acondicionado no es el único responsable del síndrome del edificio enfermo, los sistemas defectuosos o sucios pueden acumular polvo, bacterias, hongos e incluso virus, que luego se distribuyen por el aire.

El escaso mantenimiento de los aparatos puede provocar que se emitan al aire partículas químicas, alérgenos y microorganismos que deberían ser filtrados. Así, compuestos como el benceno, el formaldehído y el tolueno, todos ellos nocivos para las vías respiratorias, terminan llegando a nuestro organismo. Y si no se cambian los filtros o el sistema no se limpia con frecuencia, pueden proliferar microorganismos peligrosos como la legionella pneumophila, hongos como el aspergillus o el cladosporium y virus como el norovirus.

Cómo prevenir riesgos

Otro de los problemas del aire acondicionado es que reduce la humedad del aire, lo que reseca las mucosas nasales y la garganta. Esto debilita nuestras defensas naturales frente a bacterias, hongos y virus. Sin embargo, un aire acondicionado bien mantenido no solo es seguro, sino que puede ayudar a reducir la presencia de patógenos en el aire, incluidos virus respiratorios como el SARS-CoV-2. Estas son algunas recomendaciones del Departamento de Energía de EEUU para prevenir riesgos:

  • Revisa y cambia los filtros frecuentemente: Limpia o reemplázalos cada tres meses durante la temporada de uso intensivo.
  • Programa revisiones profesionales anuales: Una revisión antes del verano es recomendable para prevenir fallos y asegurar un funcionamiento óptimo.
  • Limpia y desinfecta la unidad según las indicaciones del fabricante. Mantén libre de suciedad y obstrucciones el condensador, las aletas y las bovinas. Mantén nivelada la unidad exterior y libre de obstáculos para que funcione correctamente y drene bien.