Se descubre que las bacterias del intestino podrían contribuir a padecer autismo

  • Un conjunto de bacterias que forman la “microbiota intestinal”

  • El tratamiento de la microflora intestinal podría ser clave

Las bacterias que forman la microbiota o flora intestinal guardan una estrecha relación con el resto de nuestro cuerpo. Estos pequeños microorganismos viven en relativa paz formando un conjunto denominado “microbiota intestinal”.

Según un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Arizona y la Universidad del Norte de Arizona, que afirma que las anomalías en la microbiota pueden llegar a afectar a todos los órganos incluyendo el cerebro. Por lo que ha asegurado que el tratamiento de la microflora intestinal podría ser clave para aliviar los síntomas del autismo. El estudio ha sido publicado en la revista ‘Scientific Reports’

La conexión entre el microbioma intestinal y el cerebro se conoce como el eje microbioma-intestino-cerebro

Los investigadores han afirmado que las personas que padecen afecciones neurológicas y del desarrollo, como las enfermedades de Alzheimer y los trastornos del espectro autista, también sufren síntomas gastrointestinales crónicos.

¿En qué consiste el estudio?

Para el estudio, reclutaron a 18 niños con trastorno del espectro autista que también tenían problemas gastrointestinales crónicos. Los participantes siguieron un tratamiento de 10 semanas que consistió en antibióticos, una limpieza intestinal y luego una dosis alta de transferencia de microbiota fecal (MTT).

Finalmente, los resultados mostraron que después de ocho semanas de tratamiento, el 80% de los pacientes experimentaron reducciones en los síntomas gastrointestinales y lentos, pero mejoras significativas en sus síntomas relacionados con el autismo.

Dos años más tarde, los pacientes aún experimentaron una mejora del 58% en los síntomas gastrointestinales según lo medido por la Escala de calificación de síntomas gastrointestinales.

Otros estudios

Un estudio de 2014 publicado en la revista 'Pediatrics', por ejemplo, encontró que los niños con autismo tienen aproximadamente cuatro veces más probabilidades de experimentar problemas gastrointestinales (GI) que sus pares con desarrollo típico.

Otro estudio publicado este mes por un equipo dirigido por la Dra. Katerina Johnson del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford descubrió que tanto la composición como la diversidad del microbioma intestinal estaban relacionadas con diferencias en la personalidad, incluida la sociabilidad y el neuroticismo.

“Esto sugiere que el microbioma intestinal puede contribuir no solo a los rasgos de comportamiento extremos vistos en el autismo sino también a la variación en el comportamiento social en la población general. Sin embargo, dado que este es un estudio transversal, la investigación futura puede beneficiarse de investigar directamente el efecto potencial que estas bacterias pueden tener en el comportamiento”, ha dilucidado Johnson.