En el hospital Gregorio Marañón obtienen una dosis extra de cada vial de Moderna

  • En el Gregorio Marañón, en hora y media están listos para pasar a la “sala blanca” donde se preparan las dosis

  • Con jeringuillas de insulina consiguen de cada vial de Moderna once dosis

  • En el hospital Gregorio Marañón las cuidan “como si fueran cristal de murano" las vacunas de Moderna o Pfizer

Los más de 3000 farmacéuticos que trabajan en los hospitales han desarrollado un trabajo imprescindible en este año de pandemia, primero consiguiendo la medicación para los pacientes y ahora como pieza fundamental en el programa de vacunación.

Nunca antes habían trabajado con vacunas de ARN mensajero como las de Moderna o Pfizer y el novedoso sistema ha obligado a establecer nuevos protocolos en el laboratorio para que durante su almacenaje no pierdan eficacia y para conseguir de cada vial el mayor número de dosis.

En el hospital Gregorio Marañón las cuidan “como si fueran cristal de murano ”, asegura Ana Herranz, jefa de Farmacia. Son vacunas muy delicadas y en ningún momento se puede romper la cadena de frío, por eso no se descongelan hasta el día que van a ser administradas.

En los congeladores que tienen sistema de alarma para ser trasladadas a otros en caso de avería pueden mantenerse durante seis meses, pero una vez descongeladas tienen una vida útil de apenas unas horas. Cuando sacan los viales del congelador los introducen en neveras para que poco a poco pierdan temperatura.

En hora y media están listos para pasar a la “sala blanca” donde se preparan las dosis. Se trata de un espacio esterilizado para evitar cualquier contaminación de la muestra y esta es la parte más importante del proceso. Con jeringuillas de insulina consiguen de cada vial de Moderna once dosis, una más de las que asegura la farmacéutica que la produce que hay en cada vial. Esa dosis extra en estos momentos tiene un valor incalculable.

Cada paso en este proceso de preparación de las dosis se fotografía y etiqueta para que otra persona desde fuera de la sala compruebe en tiempo real que no se ha producido ningún error. Es un trabajo minucioso y de vital importancia para garantizar la calidad de la dosis. Los profesionales trabajan a gran velocidad, el tiempo es oro, porque una vez preparadas las dosis tienen que administrarse cuanto antes. En el caso de la vacuna de Moderna, por ejemplo, pasadas más de seis horas la dosis tendría que desecharse .